Quemarlo todo
Marta G.
Érase que se era un mundo que llevaba existiendo 4.500 millones de años. En este mundo apareció una especie que se caracterizaba por tener un pulgar oponible, por su caminar bípedo y su capacidad de razonamiento. Aunque esa especie llevaba existiendo 4 millones de años, sólo en los 100 últimos había conseguido que los ríos ya no sirvieran para beber, que el aire estuviera cada vez más contaminado, que hubiera menos bosques, menos peces, menos abejas, menos combustibles fósiles, menos tiempo para que las personas que lo habitaban se relacionasen entre ellos, menos tiempo para que cuidasen a su gente cercana, menos igualdad entre unos y otros. Parecían dispuestos a quemarlo todo para comprobar si, como el ave Fénix, eran capaces de resurgir de sus cenizas.
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