Por primera vez se abrirá un proceso contra un país por intensa destrucción ambiental
colapso hídrico
Especialista señala que la disponibilidad de agua no es problema, sino la contaminación
Lunes 19 de abril de 2010, p. 45
México será juzgado por el Tribunal Latinoamericano del Agua por colapso hídrico. Son tantos los casos de contaminación, destrucción de ríos y desplazamiento de poblaciones que se han reunido unas 11 denuncias ciudadanas y esto ha llevado a que por primera vez un país sea sujeto a juicio, anunció el experto español, Pedro Arrojo, premio Goldman 2003, considerado el equivalente al Nobel en materia ambiental.
En el país hay una intensa destrucción del medio ambiente, que se presenta en muy pocas naciones, y además existe brutal desprotección de los pobres
, advirtió Arrojo, quien estuvo aquí la semana pasada para presentar la exposición Agua, ríos y pueblos, que se exhibe en el Bosque de Chapultepec.
El Tribunal Latinoamericano del Agua es una instancia internacional autónoma e independiente de justicia ambiental.
–¿Por qué plantea que el problema del agua tiene que ver más con la contaminación que con la disponibilidad?
Hay casos coyunturales de escasez física, particularmente en zonas del semiárido habitable del mundo, que las dinámicas del cambio climático puede llevar a migraciones masivas. De esos mil 100 millones de personas sin acceso al recurso potable en el mundo, por lo menos mil millones viven cerca de un cuerpo de agua, pero está contaminada. Lo que antes se podía potabilizar, ahora son líquidos peligrosos. El problema no es tanto la escasez sino la calidad, hemos quebrantado la salud de los ríos, los acuíferos. Han muerto primero las ranas y los peces, después las personas.
La crisis del agua en el mundo es convergencia de la insustentabilidad y la inequidad y pobreza. De las muertes a causa del recurso sólo se contabilizan las diarreas, pero no el envenenamiento progresivo y lento que provoca la contaminación que ocasionan empresas avaladas por autoridades. La minería a cielo abierto en gran parte de América Latina ha producido mortalidad, algo demoledor, ya que se hace en cabeceras de ríos y contamina acuíferos, afecta a millones de personas. Si se consideran esas muertes la cifra quizá se duplicaría, pero no se atribuyen al agua. Si hay un cáncer, una malformación, no se toma en cuenta si esa persona bebía líquido con metales pesados.
Esto no pasa en ninguna nación
–¿Se ha privilegiado a la industria por encima de los pobladores?
–Se ha pensado en el agua como un elemento esencialmente productivo, de poder, de producción. Los valores tradicionales del líquido, vinculados a la naturaleza, como factores de vida, de salud, de disfrute en las comunidades han quedado relegados en la sociedad, donde se nos ha vendido la productividad como el elemento fundamental, ligado al interés de los más poderosos. De repente una empresa nacional o extranjera llega e instala una industria en nombre del progreso y la gente no protesta porque se dice que produce fuentes de trabajo. La firma se apropia del recurso, está el caso de la Minera San Xavier, están las grandes presas, y llevan a desplazamientos de la población, destrucción de los ecosistemas y a la desaparición de la pesca, la proteína de los pobres.
México será juzgado en octubre en Argentina por el Tribunal Latinoamericano del Agua como un caso de colapso hídrico, son tantos los asuntos de presas, de contaminación, el Lerma, la minería a cielo abierto, la destrucción de ríos, acuíferos. Todo tan brutal, que el tribunal ha decidido reunir las denuncias y hacer un juicio, por primera vez, pues no lo ha hecho con ningún otro país.
–¿La proliferación de estos casos en el país a qué se atribuyen?
–México no es diferente a otras naciones, pero sí es más intenso. Es muy grande; una industria y una agricultura creciente y una desprotección de los pobres brutal. Quizá tienes Paraguay, que no está más protegido que México, pero tiene menos pujanza, el destrozo ambiental ha sido más discreto. Aquí ha sido demoledor. Están las mineras, dicta un juez federal una orden de cierre (de la Minera San Xavier) y no se cierra, esto no pasa en ningún país. Los casos de contaminación del río Santiago (en Jalisco). Esto no lo había visto nunca. Son cosas extremas, de tanta desprotección frente al interés privado. Hay muchos sitios donde se producen casos, pero no de una manera tan acentuada, esta intensidad de agresión al medio ambiente se da en pocos lugares.
Hice una propuesta pública provocadora. Este país en el futuro será un líder mundial en el cuidado de sus fuentes de agua, porque es la única de las grandes naciones, con tanta población, que tiene viviendo a la mayor parte de su gente en el centro del continente. El Distrito Federal es el ejemplo paradigmático. No tendrá más opción que hacer las paces con la naturaleza, recuperar los ríos. Es lo más barato.
–¿Este tipo de activismo en las comunidades mexicanas, se da en otros lugares?
–Ocurre con intensidad diferente en todos los países, frente a la privatización del agua en Bolivia, o la contaminación aquí. Pero la intensidad de problemas lleva a una proliferación de reacciones que hace de México un espacio de rebeldía intensa, lo cual es esperanzador.
La exposición en Chapultepec visibiliza a las personas, expresan su rabia o su deseo. Es el perfil humano de los conflictos por el agua, damos protagonismo a los afectados, quizá no tengan la razón absoluta, probablemente no tengan la solución, pero tienen el problema y sólo por eso merecen ser conocidos y escuchados.
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