Tardarán hasta cuatro años en revertir daños en la Presa del Hurtado
DESOLACIÓN.
Labores de limpieza en la Presa del Hurtado luego de la contaminación
por parte de una empresa clandestina. Informador
- La oxigenación del agua contaminada debe ser prioridad para las autoridades, señala experto
Oxigenación del agua y siembra de especies, prioridades para la renovación de la vida en el embalse perjudicado por melaza
GUADALAJARA, JALISCO (03/JUL/2013).- El
ecocidio no es cosa menor. Para resarcir los daños que ocasionó el
derrame de melaza en la Presa del Hurtado —también conocida como Presa
Valencia—, en el que murieron entre 200 y 500 toneladas de peces, se
requerirán dos años, si es que se realizan las labores necesarias; o el
doble, sin mano del hombre, calculó el consultor ambiental Gualberto
Limón Macías.
Los perjuicios, explicó, se ocasionaron porque la miel de caña absorbió una mayor cantidad de oxígeno del que tiene capacidad el cuerpo de agua con sus especies. Es por ello que se debe esperar a que las lluvias trabajen el ingreso de oxigenación.
Adicionalmente, las labores humanas pueden ir encaminadas a la siembra de especies para la recuperación, y existen alternativas para estimular de manera indirecta la oxigenación del agua, con equipos que trabajan con energía solar (aereadores).
Comentó que previo a iniciar cualquier acción correctiva debe hacer una evaluación de saldos, pero la clave está en las labores preventivas, y para ello es indispensable reforzar la vigilancia en las descargas.
Los indicios, agregó, señalan que los peces murieron por asfixia; si es así se pueden reaprovechar para productos industriales, siempre y cuando se recolecten antes de llegar a un estado de descomposición, pero de acuerdo con el experto, a esta fecha eso ya ocurrió.
Pescadores, comprometidos a respetar cuarentena
En tanto la situación de alerta sanitaria permanezca activa, los pescadores de la cooperativa Presa del Hurtado, en Acatlán, no comerciarán o venderán los pescados extraídos del lugar contaminado con melaza. El secretario del grupo Gerardo Flores Cabrera, expuso que su atención se centra en sacar el pescado contaminado del vaso.
Además, para evitar infecciones por las condiciones actuales, la secretaria de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial, Magdalena Ruiz Mejía, pidió la vacunación de todos los inmiscuidos en las labores de limpieza, y a los habitantes de San Pedro Valencia.
Pagan el doble por kilo
De pagar 18 pesos por cada kilo de pescado extraído de la Presa de Valencia, ahora pagan 30 por su trasladado desde Guadalajara, afirmó Juan Carlos López Peña, uno de los 18 encargados de restaurantes en San Pedro Valencia, y quien actualmente invierte tres mil 300 pesos a diario, dado el acuerdo de no vender peces de ahí.
El comerciante refirió que son cerca de 100 trabajadores de Tala, Acatlán de Juárez, y Villa Corona, quienes viven de la venta de mariscos. “Los trabajadores no tienen qué hacer, todos vivíamos al día. Con esto va a ser un retraso tremendo”.
López Peña dijo que funcionarios de la Dirección de Ecología recomendaron mantener cerrados los negocios desde el 1 de julio. “Recibimos quejas por los olores. Nos dijeron que estaban lavando la presa con químicos, y que así iba a permanecer”; el domingo sí vendió, aceptó, pero pescado traído desde la capital jalisciense.
MULTA MILLONARIA AL DUEÑO
Por el daño ambiental ocasionado, el Ayuntamiento de Tlajomulco aplicará una sanción de casi un millón y medio de pesos al dueño de la empresa sin razón social que derramó melaza en el Río Santiago, lo que afectó en consecuencia a la Presa de Valencia.
Actualmente, el municipio y varios de sus funcionarios limpian el predio habilitado como empresa de miel de caña, por lo que las pipas continúan llenándose para vaciar las dos grandes “albercas” con capacidad para ocho mil toneladas del producto.
Guillermo Iván Orozco, director de Inspección y Reglamentos en Tlajomulco, expuso que las labores de limpieza registran un avance de 80%, y el Ayuntamiento agregó que se ha sumado a la denuncia penal que previamente interpuso la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet), aunque éste lo hizo “contra quien resulte responsable” y no directamente contra el dueño de la firma, quien también es buscado por el municipio.
“Lo hemos buscado con el propietario de aquí (pues él rentaba el predio como depósito de melaza) y lo hemos mandado localizar, pero el señor no se quiere presentar. Por eso las actas las hemos hecho con base en la propiedad”.
Don Guillermo, uno de los trabajadores del lugar, aseguró que el dueño “cayó en depresión” por la noticia del incidente. Ni la autoridad municipal ni la estatal saben de él, pese a que le han requerido con insistencia. “No sale a la calle. Desde que esto sucedió anda mal”, explicó el trabajador.
AVANCE DE LA "MAREA DULCE"
Primeros días de junio
Pescadores notan bajas en el nivel del agua de la presa; después encuentran peces muertos.
25 de junio
Arturo Arceo Evangelista, delegado de la comunidad de San Pedro de Valencia, en el municipio de Acatlán, reporta a la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (Proepa) agua contaminada con olor a melaza.
25 de junio
La Proepa realiza un recorrido de campo en compañía del delegado para identificar la fuente de descarga contaminante.
26 de junio
La Proepa emite la orden de inspección PROEPA-DIA-0165N/PI-0886/2013.
27 de junio
Personal de Proepa realiza otro recorrido por la presa y reporta que la tonalidad del agua presentaba un color café obscuro con olor a melaza.
28 de junio
Personal de la Proepa visita el sitio donde probablemente se generó la descarga y encuentra dos tanques de almacenamiento de melaza.
28 de junio
La Proepa ordena a la empresa responsable del vertido realizar las medidas urgentes para remediar el daño. Comienza la recolección y entierro de peces muertos.
DAÑOS SANITARIOS Y ALIMENTICIOS
Cerca de 300 resentirán ausencia de peces
Los cerca de 300 habitantes de la Delegación de San Pedro Valencia, en el municipio de Acatlán de Juárez, se verán afectados sanitaria y alimentariamente por el derrame de melaza (miel de caña) en la Presa del Hurtado. Trabajar para resarcir los daños será la prioridad de Emeterio Corona Vázquez, titular del Ayuntamiento. “(Los habitantes) se quedan sin empleo. La presa es su sustento, y estamos preocupados por eso”.
Cerca de 100 personas, entre pescadores de la cooperativa local y de la Laguna de Cajititlán en Tlajomulco, brigadistas de la Unidad Estatal de Protección Civil y Bomberos, y trabajadores del Ayuntamiento de Acatlán comenzaron trabajos de limpieza desde el sábado, un día después del derrame más fuerte de melaza, según platicó el alcalde. “A principios de la semana pasada, algunos pescadores detectaron sustancias mínimas esos días”.
La Secretaría de Desarrollo Rural concedió maquinaria pesada para el traslado de los pescados, los cuales son enterrados en una fosa a pocos kilómetros de la presa.
A la zona llegaron representantes de la Procuraduría General de la República, de la Fiscalía General de Jalisco, que son acompañados por peritos que harán investigación en la zona.
También acudieron funcionarios de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), y la secretaria de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial, María Magdalena Ruiz Mejía; ésta última aseguró a los pescadores afectados que intentará entregarles apoyo monetario como se dio a sus colegas de Cajititlán, quienes recibieron 15 millones de pesos por la baja producción en el vaso lacustre.
Pero de acuerdo con Héctor Padilla, titular de la Secretaría de Desarrollo Rural (Seder), al momento no se tiene una bolsa destinada para este tipo de situaciones, pero una vez que esté hecho todo el diagnóstico, se redistribuirán los recursos que sean necesarios.
CRÓNICA
“Cayó en depresión”
Devastaciones ambientales que demorarán al menos dos años en ser subsanadas; familias enteras que han quedado bajo el cobijo de una autoridad que fijó ya su prioridad en la limpieza del lugar contaminado; dos órdenes de aprehensión giradas por el actuar de la compañía que fundó y encabezó al margen del Ayuntamiento de Tlajomulco, y un señalamiento directo en su contra porque su fuente de ingresos se desbordó y atacó un cuerpo de agua federal, matando a cientos de miles de peces en consecuencia.
“Por eso cayó en depresión”. “Por eso no quiere salir ni hablar con nadie. Está mal”.
Guillermo, uno de los trabajadores que, semana con semana, recibía mil 200 pesos de sueldo por su colaboración en la empresa carente de nombre o distintivo, defiende al patrón anónimo, quien prefiere guardar reposo por el estado en que se encuentra, a salir y encarar a las múltiples autoridades que lo requieren para un diálogo que aclare exactamente qué ocurrió con la melaza que almacenaba en sus dos contenedores habilitados para 16 mil toneladas.
Dice don “Memo” que aquel día la miel de caña ardió; que poco se pudo hacer para contenerla; que llamaron de inmediato a la autoridad; que el problema se atendió en el acto… Pero las secuelas de una mala operación en el actuar de la compañía, improvisada en un predio que igualmente sirve como criadero de cerdos, igual marcaron la vida de cientos de personas próximas al caudal del Río San Antonio, a 30 kilómetros de distancia.
Un error de cálculo en la temperatura de la melaza, quizá, pero fue un evento que ventiló irregularidades en su operación, y que a la distancia ensombreció el otrora colorido panorama de la Presa de Valencia; sitio de esparcimiento para la comunidad metropolitana que hoy acompaña la bienvenida expuesta en cartelones con un hedor a putrefacción que invita a la retirada inmediata, y un luctuoso mirar en cada uno de los pescadores, quienes se ven obligados a sepultar bajo cal y tierra su principal producto de subsistencia.
Por eso, el principal señalado hoy está ilocalizable, y en depresión…
EN CIFRAS
Estela de la muerte en la presa
300 habitantes que viven de la presa perdieron su fuente de trabajo tras el derrame de melaza en la presa.
32 trabajadores conforman la Cooperativa Presa del Hurtado, en San Pedro Valencia (Acatlán).
100 kilos de pescado sacaban diario.
80% de los peces murieron, según cálculos de los pescadores.
500 toneladas perdidas por el desastre ambiental.
5 camiones de carga repletos de peces muertos, hasta ayer.
Sepultan los daños entre tierra y cal
Los peces muertos de la Presa del Hurtado son entierran en una fosa dentro de los terrenos de José Ortiz, padre de uno de los 18 dueños de restaurantes de San Pedro Valencia que resultaron afectados.
El predio se localiza a poco menos de un kilómetro de la Presa de Valencia. Hasta el mediodía de ayer, 500 toneladas de peces muertos yacían bajo el suelo.
La fosa mide cerca de 30 metros de largo por dos de ancho; y se extenderá “tanto como sea necesario”.
Los perjuicios, explicó, se ocasionaron porque la miel de caña absorbió una mayor cantidad de oxígeno del que tiene capacidad el cuerpo de agua con sus especies. Es por ello que se debe esperar a que las lluvias trabajen el ingreso de oxigenación.
Adicionalmente, las labores humanas pueden ir encaminadas a la siembra de especies para la recuperación, y existen alternativas para estimular de manera indirecta la oxigenación del agua, con equipos que trabajan con energía solar (aereadores).
Comentó que previo a iniciar cualquier acción correctiva debe hacer una evaluación de saldos, pero la clave está en las labores preventivas, y para ello es indispensable reforzar la vigilancia en las descargas.
Los indicios, agregó, señalan que los peces murieron por asfixia; si es así se pueden reaprovechar para productos industriales, siempre y cuando se recolecten antes de llegar a un estado de descomposición, pero de acuerdo con el experto, a esta fecha eso ya ocurrió.
Pescadores, comprometidos a respetar cuarentena
En tanto la situación de alerta sanitaria permanezca activa, los pescadores de la cooperativa Presa del Hurtado, en Acatlán, no comerciarán o venderán los pescados extraídos del lugar contaminado con melaza. El secretario del grupo Gerardo Flores Cabrera, expuso que su atención se centra en sacar el pescado contaminado del vaso.
Además, para evitar infecciones por las condiciones actuales, la secretaria de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial, Magdalena Ruiz Mejía, pidió la vacunación de todos los inmiscuidos en las labores de limpieza, y a los habitantes de San Pedro Valencia.
Pagan el doble por kilo
De pagar 18 pesos por cada kilo de pescado extraído de la Presa de Valencia, ahora pagan 30 por su trasladado desde Guadalajara, afirmó Juan Carlos López Peña, uno de los 18 encargados de restaurantes en San Pedro Valencia, y quien actualmente invierte tres mil 300 pesos a diario, dado el acuerdo de no vender peces de ahí.
El comerciante refirió que son cerca de 100 trabajadores de Tala, Acatlán de Juárez, y Villa Corona, quienes viven de la venta de mariscos. “Los trabajadores no tienen qué hacer, todos vivíamos al día. Con esto va a ser un retraso tremendo”.
López Peña dijo que funcionarios de la Dirección de Ecología recomendaron mantener cerrados los negocios desde el 1 de julio. “Recibimos quejas por los olores. Nos dijeron que estaban lavando la presa con químicos, y que así iba a permanecer”; el domingo sí vendió, aceptó, pero pescado traído desde la capital jalisciense.
MULTA MILLONARIA AL DUEÑO
Por el daño ambiental ocasionado, el Ayuntamiento de Tlajomulco aplicará una sanción de casi un millón y medio de pesos al dueño de la empresa sin razón social que derramó melaza en el Río Santiago, lo que afectó en consecuencia a la Presa de Valencia.
Actualmente, el municipio y varios de sus funcionarios limpian el predio habilitado como empresa de miel de caña, por lo que las pipas continúan llenándose para vaciar las dos grandes “albercas” con capacidad para ocho mil toneladas del producto.
Guillermo Iván Orozco, director de Inspección y Reglamentos en Tlajomulco, expuso que las labores de limpieza registran un avance de 80%, y el Ayuntamiento agregó que se ha sumado a la denuncia penal que previamente interpuso la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet), aunque éste lo hizo “contra quien resulte responsable” y no directamente contra el dueño de la firma, quien también es buscado por el municipio.
“Lo hemos buscado con el propietario de aquí (pues él rentaba el predio como depósito de melaza) y lo hemos mandado localizar, pero el señor no se quiere presentar. Por eso las actas las hemos hecho con base en la propiedad”.
Don Guillermo, uno de los trabajadores del lugar, aseguró que el dueño “cayó en depresión” por la noticia del incidente. Ni la autoridad municipal ni la estatal saben de él, pese a que le han requerido con insistencia. “No sale a la calle. Desde que esto sucedió anda mal”, explicó el trabajador.
AVANCE DE LA "MAREA DULCE"
Primeros días de junio
Pescadores notan bajas en el nivel del agua de la presa; después encuentran peces muertos.
25 de junio
Arturo Arceo Evangelista, delegado de la comunidad de San Pedro de Valencia, en el municipio de Acatlán, reporta a la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (Proepa) agua contaminada con olor a melaza.
25 de junio
La Proepa realiza un recorrido de campo en compañía del delegado para identificar la fuente de descarga contaminante.
26 de junio
La Proepa emite la orden de inspección PROEPA-DIA-0165N/PI-0886/2013.
27 de junio
Personal de Proepa realiza otro recorrido por la presa y reporta que la tonalidad del agua presentaba un color café obscuro con olor a melaza.
28 de junio
Personal de la Proepa visita el sitio donde probablemente se generó la descarga y encuentra dos tanques de almacenamiento de melaza.
28 de junio
La Proepa ordena a la empresa responsable del vertido realizar las medidas urgentes para remediar el daño. Comienza la recolección y entierro de peces muertos.
DAÑOS SANITARIOS Y ALIMENTICIOS
Cerca de 300 resentirán ausencia de peces
Los cerca de 300 habitantes de la Delegación de San Pedro Valencia, en el municipio de Acatlán de Juárez, se verán afectados sanitaria y alimentariamente por el derrame de melaza (miel de caña) en la Presa del Hurtado. Trabajar para resarcir los daños será la prioridad de Emeterio Corona Vázquez, titular del Ayuntamiento. “(Los habitantes) se quedan sin empleo. La presa es su sustento, y estamos preocupados por eso”.
Cerca de 100 personas, entre pescadores de la cooperativa local y de la Laguna de Cajititlán en Tlajomulco, brigadistas de la Unidad Estatal de Protección Civil y Bomberos, y trabajadores del Ayuntamiento de Acatlán comenzaron trabajos de limpieza desde el sábado, un día después del derrame más fuerte de melaza, según platicó el alcalde. “A principios de la semana pasada, algunos pescadores detectaron sustancias mínimas esos días”.
La Secretaría de Desarrollo Rural concedió maquinaria pesada para el traslado de los pescados, los cuales son enterrados en una fosa a pocos kilómetros de la presa.
A la zona llegaron representantes de la Procuraduría General de la República, de la Fiscalía General de Jalisco, que son acompañados por peritos que harán investigación en la zona.
También acudieron funcionarios de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), y la secretaria de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial, María Magdalena Ruiz Mejía; ésta última aseguró a los pescadores afectados que intentará entregarles apoyo monetario como se dio a sus colegas de Cajititlán, quienes recibieron 15 millones de pesos por la baja producción en el vaso lacustre.
Pero de acuerdo con Héctor Padilla, titular de la Secretaría de Desarrollo Rural (Seder), al momento no se tiene una bolsa destinada para este tipo de situaciones, pero una vez que esté hecho todo el diagnóstico, se redistribuirán los recursos que sean necesarios.
CRÓNICA
“Cayó en depresión”
Devastaciones ambientales que demorarán al menos dos años en ser subsanadas; familias enteras que han quedado bajo el cobijo de una autoridad que fijó ya su prioridad en la limpieza del lugar contaminado; dos órdenes de aprehensión giradas por el actuar de la compañía que fundó y encabezó al margen del Ayuntamiento de Tlajomulco, y un señalamiento directo en su contra porque su fuente de ingresos se desbordó y atacó un cuerpo de agua federal, matando a cientos de miles de peces en consecuencia.
“Por eso cayó en depresión”. “Por eso no quiere salir ni hablar con nadie. Está mal”.
Guillermo, uno de los trabajadores que, semana con semana, recibía mil 200 pesos de sueldo por su colaboración en la empresa carente de nombre o distintivo, defiende al patrón anónimo, quien prefiere guardar reposo por el estado en que se encuentra, a salir y encarar a las múltiples autoridades que lo requieren para un diálogo que aclare exactamente qué ocurrió con la melaza que almacenaba en sus dos contenedores habilitados para 16 mil toneladas.
Dice don “Memo” que aquel día la miel de caña ardió; que poco se pudo hacer para contenerla; que llamaron de inmediato a la autoridad; que el problema se atendió en el acto… Pero las secuelas de una mala operación en el actuar de la compañía, improvisada en un predio que igualmente sirve como criadero de cerdos, igual marcaron la vida de cientos de personas próximas al caudal del Río San Antonio, a 30 kilómetros de distancia.
Un error de cálculo en la temperatura de la melaza, quizá, pero fue un evento que ventiló irregularidades en su operación, y que a la distancia ensombreció el otrora colorido panorama de la Presa de Valencia; sitio de esparcimiento para la comunidad metropolitana que hoy acompaña la bienvenida expuesta en cartelones con un hedor a putrefacción que invita a la retirada inmediata, y un luctuoso mirar en cada uno de los pescadores, quienes se ven obligados a sepultar bajo cal y tierra su principal producto de subsistencia.
Por eso, el principal señalado hoy está ilocalizable, y en depresión…
EN CIFRAS
Estela de la muerte en la presa
300 habitantes que viven de la presa perdieron su fuente de trabajo tras el derrame de melaza en la presa.
32 trabajadores conforman la Cooperativa Presa del Hurtado, en San Pedro Valencia (Acatlán).
100 kilos de pescado sacaban diario.
80% de los peces murieron, según cálculos de los pescadores.
500 toneladas perdidas por el desastre ambiental.
5 camiones de carga repletos de peces muertos, hasta ayer.
Sepultan los daños entre tierra y cal
Los peces muertos de la Presa del Hurtado son entierran en una fosa dentro de los terrenos de José Ortiz, padre de uno de los 18 dueños de restaurantes de San Pedro Valencia que resultaron afectados.
El predio se localiza a poco menos de un kilómetro de la Presa de Valencia. Hasta el mediodía de ayer, 500 toneladas de peces muertos yacían bajo el suelo.
La fosa mide cerca de 30 metros de largo por dos de ancho; y se extenderá “tanto como sea necesario”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario