Indocumentada sonorense critica a Obama por récord en deportaciones
Internacional •
23 Abril 2012 - 2:45pm — Patricia Sotelo, Manuel Feregrino, Roberto López
Dulce Matuz, que reside en ese país desde hace 12 años y es una
de las principales promotoras de la iniciativa Dream Act, fue incluida
en la lista de las 100 personas más influyentes de este año según la
revista Time.
Foto: José Muñoz / EFE
México • En la administración de Barack Obama
hemos visto más separación de familias, ha deportado más de un millón de
personas, un récord que no se había visto. Es el presidente que ha
deportado más personas en toda la historia de Estados Unidos, por eso la
gente está desanimada porque él prometió aprobar la reforma migratoria
en su primer periodo (presidencial), cosa que no hizo”, afirmó Dulce
Matuz, la joven activista de origen mexicano que fue nombrada la semana
pasada por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes del mundo.
Nacida en Hermosillo, Sonora, Matuz reside en Estados Unidos desde hace 12 años y actualmente dirige la Coalición de Arizona por el Dream Act, movimiento contra la ley estatal 300 que obliga a estudiantes indocumentados a pagar colegiaturas como extranjeros en colegios comunitarios y universidades estatales, lo que ha incrementado las cuotas hasta cuatro veces. “En 2006 empezaron los ataques a la comunidad inmigrante, porque nosotros estábamos pagando de colegiatura por año 5 mil dólares. Entonces meten una ley que establece que las personas como yo, que no cuentan con documentos, tienen que pagar anualmente 20 mil dólares para asistir a la Universidad y no obstante le agregaron que no serían elegibles para cualquier tipo de becas, becas que el Estado estaba dando, becas públicas. Prácticamente nos estaban diciendo que no teníamos derecho a la educación”.
“Entonces comenzamos a organizarnos y a compartir información básica, de cómo hacer impuesto aquí en Estados Unidos, cómo abrir una cuenta, cómo viajar y agarrar un pasaporte mexicano hacia los Estados Unidos. En 2009 introdujeron la ley Dream Act y ahí vimos una oportunidad para luchar contra todos estos obstáculos. Iniciamos la lucha sin saber muchas cosas, todavía estamos aprendiendo, pero tenemos mucha pasión, energía y deseo de lograr un cambio, no nada más en Arizona sino en todo los Estados Unidos para que las personas como yo que son jóvenes y que quieren tener un mejor futuro lo puedan lograr”.
El Dream Act, legislación que regularía la situación de los jóvenes inmigrantes que llegaron muy pequeños a Estados Unidos y que quieren cursar estudios superiores o ingresar a las Fuerzas Armadas, fue aprobado en la Cámara de Representantes en 2007, pero no obtuvo los 60 votos en el Senado para su aprobación definitiva. En 2010 se intentó de nuevo su aprobación, con el mismo resultado.
— ¿Qué crees que se haya tomado en cuenta de tu caso específico, de tu lucha concreta, para que Time te colocara en el lugar 23 de esta lista?
DM: Este reconocimiento me lo dieron porque alguien tenía que agarrar el crédito de todo el trabajo que se está haciendo aquí en Arizona y todo Estados Unidos, pero te aseguro que hay muchos estudiantes “soñadores” —como le llamamos nosotros— que han trabajado si no más duro que yo, igual, y ellos no están teniendo este reconocimiento.
No sé cuáles fueron las cosas que consideraron pero lo que sí te puedo decir es que todo el trabajo que hacemos es voluntario. No tenemos recursos económicos y todo lo que hacemos es con mucha energía y pasión porque nos afecta personalmente, y porque creemos que podemos lograr algo.
Es un trabajo que hago voluntariamente y es difícil porque tenemos que tomar decisiones todos los días: pasar tiempo con la familia o pelear por los derechos de los inmigrantes; empezar un posgrado o encabezar la Coalición de Arizona por el Dream Act; conseguir un empleo bien pagado o trabajar con la Coalición donde no hay ninguna gratificación económica. A veces el pago es que la gente te diga gracias por lo que estás haciendo.
—Cuéntanos de la fotografía que abre tu página de Facebook con el presidente Obama. ¿En qué momento se produjo este encuentro?
DM: Nosotros vamos a eventos donde los políticos están recaudando fondos, ya que a veces es la única manera en la que los podemos encontrar; porque si les pedimos una cita, no nos la van a dar. Supe que el presidente Obama vendría a Arizona y como preguntando se llega a Roma, conocí a la persona que tenía boletos así que le hablé y le pedí uno. Esos boletos eran sólo para invitados VIP o si trabajabas en Intel, la empresa que visitaba el presidente.
Gracias a Dios y por azares del destino, la señora me regresó la llamada un día antes de que el presidente llegara a Arizona.
Cuando llegué al evento no me querían dejar entrar porque se me hizo un poquito tarde, pero al final entré porque conocía unas personas en el activismo. Había mucho espacio en el frente y hacia allá me dirigí. Al terminar de hablar, el presidente empezó a saludar de mano a los presentes, yo era como la quinta o sexta persona en la fila. Entonces cuando agarró mi mano, dije: “no lo voy a dejar ir”, y no lo solté hasta que pude decirle lo que pensaba.
—Deben haber sido unos segundos, ¿de qué platicaron?
DM: Creo que tuvimos una conversación de no más de dos minutos y la mayor parte del tiempo fui yo la que hablé para explicarle mi situación: que yo tenía un diploma en ingeniería electrónica y que era una soñadora, que necesitaba su ayuda y especialmente que protegiera a los estudiantes aquí en Arizona.
Porque aunque ahorita estamos celebrando y todo es felicidad, hay muchas batallas que estamos perdiendo todos los días. Tenemos soñadores que están en depresión, tenemos soñadores que se están quitando la vida por no tener estatus migratorio, tenemos soñadores que no pueden entrar a la escuela y no pueden seguir su educación. Entonces le dije que por favor nos ayudara a proteger a los estudiantes inmigrantes. Él me contestó que estaba tratando de hacer lo mejor posible para ayudarnos; que había hablado de nosotros en el mensaje del Estado de la Unión y que necesitaba nuestra ayuda para reelegirse y que teníamos que echar fuera del Congreso a las personas que no nos apoyan.
—En tu página de Facebook aparece la fotografía y el video de este encuentro, pero también aparece una caricatura en dónde se lee: “las palabras son bonitas, las acciones son mejores”.
DM: Eso lo dibujó un amigo que vive en California y hace caricaturas políticas y es también un soñador. Obama es el presidente que ha deportado más personas en toda la historia de Estados Unidos, por eso la gente está muy desanimada porque el presidente rompió su promesa, está separando familias, han habido más deportaciones en su administración que en ninguna otra. Entonces uno se pone a pensar: “bueno, me estás diciendo que me apoyas pero todo lo que está pasando a nuestro alrededor es diferente”.
Nacida en Hermosillo, Sonora, Matuz reside en Estados Unidos desde hace 12 años y actualmente dirige la Coalición de Arizona por el Dream Act, movimiento contra la ley estatal 300 que obliga a estudiantes indocumentados a pagar colegiaturas como extranjeros en colegios comunitarios y universidades estatales, lo que ha incrementado las cuotas hasta cuatro veces. “En 2006 empezaron los ataques a la comunidad inmigrante, porque nosotros estábamos pagando de colegiatura por año 5 mil dólares. Entonces meten una ley que establece que las personas como yo, que no cuentan con documentos, tienen que pagar anualmente 20 mil dólares para asistir a la Universidad y no obstante le agregaron que no serían elegibles para cualquier tipo de becas, becas que el Estado estaba dando, becas públicas. Prácticamente nos estaban diciendo que no teníamos derecho a la educación”.
“Entonces comenzamos a organizarnos y a compartir información básica, de cómo hacer impuesto aquí en Estados Unidos, cómo abrir una cuenta, cómo viajar y agarrar un pasaporte mexicano hacia los Estados Unidos. En 2009 introdujeron la ley Dream Act y ahí vimos una oportunidad para luchar contra todos estos obstáculos. Iniciamos la lucha sin saber muchas cosas, todavía estamos aprendiendo, pero tenemos mucha pasión, energía y deseo de lograr un cambio, no nada más en Arizona sino en todo los Estados Unidos para que las personas como yo que son jóvenes y que quieren tener un mejor futuro lo puedan lograr”.
El Dream Act, legislación que regularía la situación de los jóvenes inmigrantes que llegaron muy pequeños a Estados Unidos y que quieren cursar estudios superiores o ingresar a las Fuerzas Armadas, fue aprobado en la Cámara de Representantes en 2007, pero no obtuvo los 60 votos en el Senado para su aprobación definitiva. En 2010 se intentó de nuevo su aprobación, con el mismo resultado.
— ¿Qué crees que se haya tomado en cuenta de tu caso específico, de tu lucha concreta, para que Time te colocara en el lugar 23 de esta lista?
DM: Este reconocimiento me lo dieron porque alguien tenía que agarrar el crédito de todo el trabajo que se está haciendo aquí en Arizona y todo Estados Unidos, pero te aseguro que hay muchos estudiantes “soñadores” —como le llamamos nosotros— que han trabajado si no más duro que yo, igual, y ellos no están teniendo este reconocimiento.
No sé cuáles fueron las cosas que consideraron pero lo que sí te puedo decir es que todo el trabajo que hacemos es voluntario. No tenemos recursos económicos y todo lo que hacemos es con mucha energía y pasión porque nos afecta personalmente, y porque creemos que podemos lograr algo.
Es un trabajo que hago voluntariamente y es difícil porque tenemos que tomar decisiones todos los días: pasar tiempo con la familia o pelear por los derechos de los inmigrantes; empezar un posgrado o encabezar la Coalición de Arizona por el Dream Act; conseguir un empleo bien pagado o trabajar con la Coalición donde no hay ninguna gratificación económica. A veces el pago es que la gente te diga gracias por lo que estás haciendo.
—Cuéntanos de la fotografía que abre tu página de Facebook con el presidente Obama. ¿En qué momento se produjo este encuentro?
DM: Nosotros vamos a eventos donde los políticos están recaudando fondos, ya que a veces es la única manera en la que los podemos encontrar; porque si les pedimos una cita, no nos la van a dar. Supe que el presidente Obama vendría a Arizona y como preguntando se llega a Roma, conocí a la persona que tenía boletos así que le hablé y le pedí uno. Esos boletos eran sólo para invitados VIP o si trabajabas en Intel, la empresa que visitaba el presidente.
Gracias a Dios y por azares del destino, la señora me regresó la llamada un día antes de que el presidente llegara a Arizona.
Cuando llegué al evento no me querían dejar entrar porque se me hizo un poquito tarde, pero al final entré porque conocía unas personas en el activismo. Había mucho espacio en el frente y hacia allá me dirigí. Al terminar de hablar, el presidente empezó a saludar de mano a los presentes, yo era como la quinta o sexta persona en la fila. Entonces cuando agarró mi mano, dije: “no lo voy a dejar ir”, y no lo solté hasta que pude decirle lo que pensaba.
—Deben haber sido unos segundos, ¿de qué platicaron?
DM: Creo que tuvimos una conversación de no más de dos minutos y la mayor parte del tiempo fui yo la que hablé para explicarle mi situación: que yo tenía un diploma en ingeniería electrónica y que era una soñadora, que necesitaba su ayuda y especialmente que protegiera a los estudiantes aquí en Arizona.
Porque aunque ahorita estamos celebrando y todo es felicidad, hay muchas batallas que estamos perdiendo todos los días. Tenemos soñadores que están en depresión, tenemos soñadores que se están quitando la vida por no tener estatus migratorio, tenemos soñadores que no pueden entrar a la escuela y no pueden seguir su educación. Entonces le dije que por favor nos ayudara a proteger a los estudiantes inmigrantes. Él me contestó que estaba tratando de hacer lo mejor posible para ayudarnos; que había hablado de nosotros en el mensaje del Estado de la Unión y que necesitaba nuestra ayuda para reelegirse y que teníamos que echar fuera del Congreso a las personas que no nos apoyan.
—En tu página de Facebook aparece la fotografía y el video de este encuentro, pero también aparece una caricatura en dónde se lee: “las palabras son bonitas, las acciones son mejores”.
DM: Eso lo dibujó un amigo que vive en California y hace caricaturas políticas y es también un soñador. Obama es el presidente que ha deportado más personas en toda la historia de Estados Unidos, por eso la gente está muy desanimada porque el presidente rompió su promesa, está separando familias, han habido más deportaciones en su administración que en ninguna otra. Entonces uno se pone a pensar: “bueno, me estás diciendo que me apoyas pero todo lo que está pasando a nuestro alrededor es diferente”.
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