El libro Postales de la diferencia presenta las imágenes de 30 jóvenes en la ZMG
Las nuevas generaciones wixaritari adoptan el estilo de vida citadino sin olvidar sus raíces
La investigadora Sarah Corona indica que va al alza el número de huicholes en las universidades
“Yo pensaba que en Guadalajara había casas, edificios, playas, carreteras, pero no es como yo pensaba; cuando llegué, ahí vi cosas como zacate, pájaros, flores, animales. Yo nunca había visto una ciudad (…) las tiendas son grandes y también los animales no habitan en sus casas, los vi en el zoológico encerrados en jaulas, no lo podía creer, yo casi nunca he visto animales en jaulas o en el zoológico”, es el testimonio de un joven wixaritari que visitó la capital junto a un grupo de 30 compañeros provenientes de la comunidad de San Miguel Huaixtita, municipio de Mezquitic.
El resultado de esta visita se encuentra en las páginas del libro Postales de la diferencia, la ciudad vista por fotógrafos wixáritari a cargo de la investigadora del Departamento de Comunicación Social de la Universidad de Guadalajara, Sarah Corona Berkin, cuyo propósito es enfocar la atención en la mirada de los indígenas y a través de ella, en su participación en la modernidad mexicana.
La académica dijo que los indígenas huicholes son vistos por la población urbana como folclóricos, simples artesanos, faltos de capacidad de decisión y hasta infantiles, cuando en la práctica dicha visión está muy alejada de la realidad.
Las diferencias en la manera de percibirnos unos a otros es marcada, precisó Corona Berkin, pues mientras nos han enseñado a verlos como nuestros antepasados, a ellos les interesa lo que pueden aprender de nosotros y la modernidad que la ciudad ha logrado.
Mediante el uso de playeras estampadas con los protagonistas de la lucha libre americana (smackDown), pantalones de mezclilla y otros artículos, dijo la investigadora, los jóvenes incorporan elementos de modernidad, pero no renuncian a sus tradiciones.
“Ellos saben que mientras no pierdan la lengua, para ellos es muy importante, tienen una forma especial de ver el mundo que nosotros no tenemos, porque no tenemos su lengua”, dijo.
Aseguró que en próximos años habrá una participación más activa de la comunidad wixarika en la vida profesional porque cada vez hay más jóvenes que salen a estudiar diversas licenciaturas. Sobre su participación en la política, Corona Berkin prevé un escenario difícil, aunque dijo que se están preparando para ello.
“Nosotros también tenemos que estar abiertos a hacer acuerdos en el espacio público, de forma horizontal con ellos y los políticos tendrían que estar haciéndolo, que sean los participantes de las políticas mismas”, advirtió.
Dijo que la comunidad huichola está interesada en participar en los espacios públicos, pero son los partidos políticos y las instituciones los que no les dan opciones.
Los jóvenes nunca habían salido de su comunidad, y en el Centro Histórico quedaron maravillados con la riqueza de los edificios, los museos y las fuentes; después pidieron ir hacia el municipio de El Salto, y la contaminación les generó un sentimiento “de dolor” entre el grupo y les forjó la conciencia de que deben evitar que eso suceda en su población, explicó la investigadora.
Las fotografías incluidas en el libro fueron producidas en un viaje de seis días programado por Corona Berkin, en el que los jóvenes visitaron por primera vez la Zona Metropolitana de Guadalajara y tuvieron un paseo por diferentes puntos de la ciudad, entre ellos Zapopan durante la Romería a la Basílica y el municipio de El Salto, con la finalidad de mostrarles los diversos aspectos de la vida citadina.
En su opinión, la edición del libro, distribuido por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), es “una oportunidad de escuchar a los otros desde su propia voz, de iniciar una revisión horizontal, indispensable para convivir en un espacio que es para todos, como lo es la ciudad”.
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