No les gustó el terminado de la obra
Inconformidad en El Salto por remodelación de plaza
Una plancha de adoquín en color gris y negro con bancas de madera en los costados del kiosco es la nueva cara de la plaza que se ubica en la cabecera municipal de El Salto, una plaza cuya remodelación fue motivo de discordia entre un sector de los habitantes que deseaban que esa inversión se reflejara en acciones para paliar la contaminación, y las autoridades que buscaban una “moderna plaza” para los festejos del Bicentenerio del inicio de la Independencia de México y Centenario de la Revolución Mexicana.
Al menos a los transeúntes a los que se preguntó su opinión, no les gustó el acabado de la obra, aunque luce con mayor espacio para la celebración de espectáculos o actividades cívicas y culturales.
En particular, los adultos mayores que solían cobijarse a la sombra de los árboles, se dicen los más agraviados por el desmonte de especies más robustas y frondosas que fueron tiradas al vertedero de Los Laureles o la basurera como le llaman los pobladores.
“Yo aquí venía y me sentaba todas las tardes; con esos árboles pelones que no dan sombra ni ganas dan de venir a sentarse”, dice don José, un anciano de casi 80 años de edad.
Y es que los árboles frutales que existían en la plaza fueron reemplazados por unos de menor tamaño y colocados, no al centro de la plancha, sino en los costados.
El cielo nublado y las lluvias copiosas de esta semana han permitido a los lugareños sentarse en las nuevas bancas sin exponerse al sol quemante.
La plaza se estrenó a marchas forzadas el 15 de septiembre, refieren algunos habitantes, ya que el constructor colocó las piezas de adoquín sin fijarlas con cemento y todavía hay huecos de terracería.
De acuerdo a información del Ayuntamiento de El Salto, la remodelación de la plaza tendrá un costo total de 5 millones 300 mil pesos. En esta primera etapa se erogaron alrededor de 2.5 millones de pesos y en la segunda, en la que se gastará el resto, se ocultará el cableado eléctrico y líneas de teléfono.
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