15.9.10

AFECTADOS AMBIENTALES....

Atando cabos
Afectados ambientales
Javier López Osorio
Martes 14 de Septiembre de 2010
A partir del año 2009, viene gestándose un movimiento nacional en México, que en forma genérica podemos ubicar dentro de la defensa del medio ambiente. Bajo características muy particulares aglutinaron a más de un centenar de grupos sociales conformando la Asamblea de Afectados Ambientales (AAA), presente en 18 de los 32 estados de este país y quienes han recurrido a la creación de un foro alternativo donde se expongan, analicen y se apoyen las diversas problemáticas ambientales a las que se enfrentan en diversos puntos geográficos del país. Quienes hasta ahora se han reunido en seis ocasiones para compartir experiencias y planear estrategias conjuntas.

Algo inédito y verdaderamente promisorio con la estructuración de un discurso ecologista desde abajo, de autodefensa ambiental contra la vorágine capitalista (privada y gubernamental), que todo quiere comprar, arrebatar o conculcar, y que ha provocado, a más de 26 años de la imposición de sus políticas ambientales neoliberales el avance constante de la contaminación de aguas, aires y suelos; la exposición de la población a la operación de cientos de basureros tóxicos y descargas residuales incontroladas a los ríos; millones de toneladas de residuos urbanos e industriales de alta peligrosidad; el envenenamiento de los acuíferos por la infiltración de lixiviados, la erosión de los suelos y la deforestación o la contaminación del aire de las ciudades con las emisiones de automóviles e industrias; del saqueo de nuestros recursos naturales y el despojo a las comunidades; del crecimiento irracional de las ciudades con el fin de incrementar las ganancias de los grandes especuladores; de aparatosos proyectos carreteros, grandes presas hidroeléctricas y otros megaproyectos que buscan beneficiar a intereses privados sin importar las consecuencias, que lesionan las formas productivas y culturales de nuestros pueblos e impactan de manera irreversible en el medio ambiente.

Asimismo estos afectados ambientales vienen señalando que a lo largo de este tiempo han visto devastar el campo mexicano por la falta de incentivos, por el Tratado de Libre Comercio, el uso desregulado de peligrosos agroquímicos y la libre importación de productos agrícolas transgénicos, semillas modificadas y cultivos no destinados a la alimentación, sino a la industria, que contaminarán las especies nativas del maíz alimentario y pone en grave riesgo la salud de todos los mexicanos. Desde hace años, los conductores neoliberales del país convirtieron al bajo precio de la mano de obra y a la destrucción del medio ambiente en las dos principales ventajas “comparativas” que la economía nacional tenía para competir dentro del mercado mundial. Esto es, los gobiernos en turno se han dedicado a publicitar la atractiva posibilidad de invertir en México y desarrollar negocios industriales, agropecuarios, forestales, turísticos, de infraestructuras, inmobiliarios, etcétera, sin ninguna restricción ambiental efectiva, con facilidades fiscales y rematando los bienes nacionales.

Dentro de la contextualización de sus luchas, estas organizaciones ecologistas, analizan el recorte de las leyes ambientales previamente existentes, su deformación o su falta de previsión que han convertido al país en un paraíso de la “acumulación antiecológica y salvaje”. La fusión de la política ecológica con las políticas hídrica, agrícola, forestal, minera, turística, industrial y de comercio, sólo han sido el pretexto para ajustar el aparato público a esas circunstancias, restringiendo los presupuestos y programas, suprimir personal y profundizar la privatización, como rasgo común en todos los sectores del modelo neoliberal. Y más aún han señalado que las nuevas formas de administración de los recursos naturales y el territorio son producto de una visión estatal de desregulación de sus responsabilidades y privatización de los bienes públicos.

Así, por ejemplo, en la actualidad, más de una tercera parte de los sistemas de agua municipales ya están privatizados, las tarifas de consumo público se incrementan sin control, las comunidades que tradicionalmente han administrado sus recursos sufren el acoso de las empresas privadas por despojarlos y la actual cruzada gubernamental de rescate de las cuencas, mediante la construcción de costosas plantas de tratamiento de aguas, está resultando la manera perfecta de privatizar discretamente todos los grandes organismos operadores de agua del país.

De manera grave y paradójica, la justa demanda de ciudadanos y comunidades por el respeto al derecho a un ambiente sano, a no ser despojados de sus recursos y formas de vida, ha tenido como respuesta la represión y la criminalización de las luchas. Hoy, ellos vienen defendiendo los ecosistemas. Quienes exigen que se respeten las normas, leyes y disposiciones ambientales, han sido muertos, reprimidos, perseguidos o encarcelados.

Estas nuevas luchas, sin embargo han sumado fuerzas, con la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS), conformada por unos 400 miembros activos en áreas como biología, física, matemáticas, economía, sociología, antropología, ciencia política y derecho. Ahora, esos dos mundos han crecido unidos y han tomado un impulso alternativo, a través de un nuevo tejido social de relaciones de solidaridad ambiental, así como entre las distintas regiones del país que están padeciendo, cotidianamente, la destrucción y el despojo de sus aguas, sus ríos, sus acuíferos, sus montes, sus bosques, sus reservas de minerales, su biodiversidad, sus saberes locales y tradicionales, sus formas de organización, su autonomía, su tranquilidad, su salud, su libertad y hasta su existencia.

La sexta asamblea nacional acaba de tener lugar los días 11 y 12 de este mes, en la comunidad de Magdalena Ocotlán, Oaxaca, cuyos diálogos y resolutivos daremos a conocer.


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