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Mutantes del Santiago
El director del laboratorio de Mutagénesis ambiental, del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), Carlos Álvarez Moya, terminó una investigación que concluye algo que no por tantas veces dicho deja de ser aterrador y urgente de atender.
“El propósito de nuestra investigación fue estudiar la situación que guarda el río Santiago. Encontramos altas concentraciones de metales pesados y cinco tipos de pesticidas prohibidos por la agencia de protección ambiental de Estados Unidos. Hicimos otro estudio para ver si había mutaciones en las bacterias del lugar y nos dimos cuenta de que sí; luego estudiamos a la población y confirmamos que algunos ya presentan cáncer”.
Así de lapidaria la conclusión, uno se pregunta qué ocurre con las autoridades panistas estatales que tienen, dicen, como centro de su trabajo al ciudadano, al ser humano individual, porque las evidencias se acumulan y el río sigue fluyendo en su putrefacción sin que haya medidas de fondo o al menos paliativas en tanto se terminan proyectos de saneamiento que ya llevan todo el sexenio y nomás no tienen para cuándo.
El investigador dijo que las altas concentraciones químicas de esa agua la califican ya, como si se tratara de veneno puro, como la N-nitrosodimetilamina, una sustancia química que es originada por la industria, y que al romper el ADN produce desórdenes en el organismo, como cáncer de hígado.
Aún más, el investigador afirma que se ha estudiado la manera de cómo la gente, sobre todo los niños, están exponiéndose al contacto con estos agentes químicos, que es por lo general con la espuma que emerge de las aguas y por el fuerte tufo que expone a la población a un aire contaminado y que entra en contacto directo con la piel, causa de acuerdo al especialista de que la gente se enferme de cáncer de piel, hígado y estómago.
El investigador universitario pide a las autoridades no minimizar sus estudios por los graves peligros a los que están expuestos los pobladores a los alrededores de El Salto.
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