SEQUIA EN LAGO DE CHAPALA...

Agoniza Chapala

El Occidental

José Mendoza Navarro

El otrora mar chapálico se debate entre la vida y la muerte y por desgracia la solución a su enfermedad (falta de agua) no depende solamente de la naturaleza sino del hombre y para mayor desdicha, la respuesta anhelada está en manos de los políticos.

"La solución de Chapala es política", afirma tajante el presidente de la agrupación Prestadores de Servicios Turísticos de la Ribera AC, Ramón Torres Aceves, quien desde su restaurante, ubicado en la zona de Acapulquito, ve cómo el espejo de agua se aleja cada día más.

La naturaleza no ha sido pródiga en los últimos años para el embalse natural más grande de México, que le otorga a la ribera uno de los mejores climas del mundo, no en balde viven en ella más o menos 50 mil extranjeros, según refiere la luchadora social Esther Solano.

Según datos de la Comisión Estatal del Agua, el Lago de Chapala tiene una superficie de 114 mil 659 hectáreas que le permite almacenar aproximadamente ocho mil millones de metros cúbicos de agua; es por lo tanto, el lago más grande de la República Mexicana y la principal fuente de abastecimiento de agua potable para los habitantes de la Zona Metropolitana. Aporta poco más del 60 por ciento del consumo de los municipios de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá.

De esos ocho mil millones de metros cúbicos que puede almacenar el vaso lacustre, al día 22 de marzo del año en curso, solamente registraba tres mil 360.54 millones de metros cúbicos; es decir, un 42.55 por ciento de su capacidad y decreciendo día con día.

Amén de los problemas de contaminación que en pleno siglo XXI padece todavía este lago, porque las plantas de tratamiento de las poblaciones ribereñas no limpian el cien por ciento de las aguas negras y algunas resultan ya obsoletas, a lo que se suma el arrastre de contaminantes de la principal cuenca de abastecimiento del vaso lacustre: el Río Lerma.

Independientemente de la pobreza de líquido que registra el lago, para los prestadores de servicios en la localidad son varios los factores que les han pegado en los últimos años, como son los actos de violencia que también han contribuido a ahuyentar al turismo.

"Chapala se ha visto afectada en todos los sentidos, desde el negocio inmobiliario hasta el turístico, porque nos empezó a pegar lo de la influenza H1N1 cuando se habló de epidemia y había que traer tapabocas y no comer fuera de casa; luego los actos de violencia que empezaron a entrar por el municipio de Jocotepec, que afortunadamente se logró controlar y hoy por hoy todavía puedes andar con tranquilidad por la noche, sin problemas; como te decía, todo esto ha traído un declive que nos pega a todos los prestadores de servicios", afirma Ramón Torres Aceves.

Pero sin duda, dice el entrevistado, el factor número uno es el lago y sus bajos niveles; al tiempo que hace remembranza y recuerda que hace años fue éste el principal destino turístico para la gente rica de Guadalajara y entidades circunvecinas, porque no se tenía todavía la facilidad de ir a destinos de mar: "Éste era el mar de los ricos, porque entonces no había los medios de comunicación que hay ahorita, ni tantas rutas carreteras. Chapala es sinónimo de descanso y ahora vive del turismo de pocos ingresos".

Torres Aceves hace referencia al clima paradisiaco que se tiene gracias al lago y reflexiona acerca de lo que sucedería si el nivel sigue en caída libre: "Pues simple y sencillamente que va a cambiar el clima, van a emigrar los capitales que más o menos mueven la economía de la región, van a migrar ¿por qué? Porqué hay otros destinos que les ofrecen oportunidades, como este paraíso no, pero sin agua ya cuál paraíso".

Añade: "del clima ya no se diga, evidentemente que cambiará y Guadalajara va a sufrir las consecuencias también, obvio, aunque se resistan a aceptar que Chapala es el principal proveedor de agua para los tapatíos. Vamos a sufrir todos".

Al igual que la mayoría piensa, el dirigente de prestadores de servicios no se anda por las ramas y advierte: "La solución la tienen el Gobierno Federal y el del Estado, si no consensan vamos a dejar morir al lago, vamos a matar a la gallina de los huevos de oro. Hay mucho capital invertido en la Ribera, se invirtió mucho, este sexenio que pasó le invirtieron mucho a todos los bellos pueblos de la Ribera, les metieron malecones, adecuaciones para explotar el turismo con la diversidad de atractivos que tenemos, acuáticos de montaña, arqueológicos, etcétera".

Y vuelve al principal problema: "Sin agua no vamos a hacer nada y yo no visualizo una solución pronta, yo visualizo esto a cinco o seis años, pero siempre y cuando haya voluntad política" y a esto suma la desconfianza que las diversas organizaciones prestadoras de servicios tienen de los gobiernos: "Nosotros ya no vamos a hacer nada porque ya nos cansamos, ya no queremos ni siquiera mover nada, ¿por qué? Porque siempre es lo mismo, vas y tocas la puerta, te abren, te reciben y te dan atole con el dedo, te dicen sí no hay problema, no te preocupes, pero no pasa nada".

En resumen, la solución está en que le dejen llegar del alto Lerma el agua que le corresponde al vaso lacustre "tal parece que los estados con más poder son los que se quedan con todo el líquido y no es posible que subas de aquí a 150 kilómetros y todas las presas estén llenas, hasta al 120 por ciento como es el caso de la presa de Zirahuén y a Chapala no le llegó nada".

Pese a todos estos factores adversos, todavía, los fines de semana el turismo arriba a Chapala y su ribera para ver un lago que cada día se aleja más del malecón y que se debate entre la vida y la muerte.

Baste citar como ejemplo que el comportamiento de los últimos tres años no es nada halagüeño: el 2 de enero de 2011, el lago sumaba seis mil 123.70 millones de metros cúbicos; un año después, el 4 de enero de 2012 el volumen bajó a cuatro mil 676.50 millones de metros cúbicos y, al primero de enero del año en curso, la cantidad almacenada era de tres mil 792.45 millones de metros cúbicos, según datos de la Comisión Estatal del Agua.