Cancunhaguen fuerza a la humanidad al suicidio
Los resultados al final de las negociaciones de clima en Cancún reflejan en sustancia los mismos resultados negativos del Entendimiento de Copenhague de diciembre de 2009. Por tanto, amenazan de muerte al Protocolo de Kioto, pero más importante aún, amenazan de muerte a la humanidad ya que de concretarse lo alli planteado se tendrá al final de siglo un planeta con un incremento de la temperatura promedio de más de 5 grados celsius, lo que volverá a la tierra demasiado inhospita para nuestra civilización.
Amigos de la Tierra de América Latina y el Caribe (ATALC) denuncia y repudia este resultado de la COP de Clima, que no obstante será presentado a la humanidad por los grandes intereses económicos como la solución a esta crisis climática. ATALC respalda la denuncia de Bolivia de que los resultados de la COP son inadecuados y no responden a la realidad climática del planeta, sino más bien favorecen los intereses de las grandes corporaciones transnacionales, al tiempo que desconocen la actualidad dramática de numerosos países en desarrollo.
De igual forma, consideramos que el proceso de negociaciones no fue transparente ni abierto, y se basó en las tristes prácticas conocidas como “salones verdes” (negociaciones bilaterales entre grupos de países), que eliminan las posibilidades de discusiones de todas las partes. En atención a lo anterior, ATALC reivindica el Acuerdo de los Pueblos de Cochabamba, el cual seguirá promoviendo porque incluye las soluciones reales al cambio climático.
Los textos presentados al terminar la COP hablan de continuar negociando un segundo período de compromisos dentro del Protocolo de Kioto, pero no mencionan fecha para la conclusión de esas negociaciones y no aseguran ese segundo período. Es más, dejan la puerta abierta para que se desmantele Kioto, único acuerdo vinculante sobre clima que obliga a los países ricos a reducir emisiones.
Sobre esas reducciones, los nuevos textos siguen enmarcados en un sistema de ofertas voluntarias, o sea “promesas” de cada uno de los países, sin hacer referencia a una cifra de recortes que todas las partes tengan que acordar como objetivo común. Aunque los textos no estipulan cifras de reducción de emisiones, ya aseguran mecanismos de flexibilidad para los países ricos, para que puedan alcanzar sus “promesas”. Entre esos esquemas está el comercio de emisiones y el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL).
En los acuerdos de largo plazo, siguen viendo a los bosques como meros reservorios (sumideros) de carbono y apuntan al comercio de emisiones. Tampoco se asegura el pleno derecho de pueblos indígenas y comunidades locales. En materia de financiamiento climático, se crea un fondo verde, pero se invita Banco Mundial a jugar un rol fundamental. En lo referido a transferencia de tecnología, se crean dos nuevas entidades que analicen el tema pero no se sabe de dónde saldrán los fondos para su funcionamiento.
Ricardo Navarro, integrante de CESTA – Amigos de la Tierra El Salvador, dijo: “Sólo en el Palacio de la Luna (Moon Palace es el nombre del hotel donde se han hecho las negociaciones en Cancún) un instrumento legal como el Protocolo de Kioto termina por beneficiar a los países ricos, responsables históricos del cambio climático, aun que no reduzcan sus emisiones”. “Lo que se discute en la Luna no refleja lo que pasa en el planeta Tierra”, agregó Navarro.
Lucia Ortiz, de NAT – Amigos de la Tierra Brasil, señaló: “Rechazamos un acuerdo sobre bosques que, más que buscar su preservación, los valora económicamente de acuerdo al carbono que almacenan y abre la puerta a más comercio de emisiones para favorecer a las naciones poderosas más contaminantes”.
En tanto, Grace García, de COECOCEIBA – Amigos de la Tierra Costa Rica, manifestó: “sólo a un grupo de lunáticos se le puede ocurrir invitar al Banco Mundial a recibir los fondos del clima, con el historial inmenso que tiene de financiamiento de los proyectos más sucios del mundo y de condicionamientos de muerte a nuestros pueblos”.
Finalmente, Domingo Lechón, de Otros Mundos – Amigos de la Tierra México, subrayó: “Los textos presentados en Cancún no responden bajo ninguna circunstancia a la urgencia planteada por la ciencia y provocarán un aumento de la temperatura mundial promedio de más de cinco grados. Actualmente, con un aumento que no llega a un grado, los impactos del cambio climático ya son gravísimos. Cada año mueren 300.000 personas a causa del cambio climático y de los desastres naturales y sociales que provoca”.
ATALC denuncia que este resultado de Cancún no es más que la repetición del antidemocrático y absolutamente insuficiente Entendimiento de Copenhague. “Tenemos un Cancunhaguen que repudiamos”, cerró Ricardo Navarro.
Amigos de la Tierra de América Latina y el Caribe (ATALC) denuncia y repudia este resultado de la COP de Clima, que no obstante será presentado a la humanidad por los grandes intereses económicos como la solución a esta crisis climática. ATALC respalda la denuncia de Bolivia de que los resultados de la COP son inadecuados y no responden a la realidad climática del planeta, sino más bien favorecen los intereses de las grandes corporaciones transnacionales, al tiempo que desconocen la actualidad dramática de numerosos países en desarrollo.
De igual forma, consideramos que el proceso de negociaciones no fue transparente ni abierto, y se basó en las tristes prácticas conocidas como “salones verdes” (negociaciones bilaterales entre grupos de países), que eliminan las posibilidades de discusiones de todas las partes. En atención a lo anterior, ATALC reivindica el Acuerdo de los Pueblos de Cochabamba, el cual seguirá promoviendo porque incluye las soluciones reales al cambio climático.
Los textos presentados al terminar la COP hablan de continuar negociando un segundo período de compromisos dentro del Protocolo de Kioto, pero no mencionan fecha para la conclusión de esas negociaciones y no aseguran ese segundo período. Es más, dejan la puerta abierta para que se desmantele Kioto, único acuerdo vinculante sobre clima que obliga a los países ricos a reducir emisiones.
Sobre esas reducciones, los nuevos textos siguen enmarcados en un sistema de ofertas voluntarias, o sea “promesas” de cada uno de los países, sin hacer referencia a una cifra de recortes que todas las partes tengan que acordar como objetivo común. Aunque los textos no estipulan cifras de reducción de emisiones, ya aseguran mecanismos de flexibilidad para los países ricos, para que puedan alcanzar sus “promesas”. Entre esos esquemas está el comercio de emisiones y el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL).
En los acuerdos de largo plazo, siguen viendo a los bosques como meros reservorios (sumideros) de carbono y apuntan al comercio de emisiones. Tampoco se asegura el pleno derecho de pueblos indígenas y comunidades locales. En materia de financiamiento climático, se crea un fondo verde, pero se invita Banco Mundial a jugar un rol fundamental. En lo referido a transferencia de tecnología, se crean dos nuevas entidades que analicen el tema pero no se sabe de dónde saldrán los fondos para su funcionamiento.
Ricardo Navarro, integrante de CESTA – Amigos de la Tierra El Salvador, dijo: “Sólo en el Palacio de la Luna (Moon Palace es el nombre del hotel donde se han hecho las negociaciones en Cancún) un instrumento legal como el Protocolo de Kioto termina por beneficiar a los países ricos, responsables históricos del cambio climático, aun que no reduzcan sus emisiones”. “Lo que se discute en la Luna no refleja lo que pasa en el planeta Tierra”, agregó Navarro.
Lucia Ortiz, de NAT – Amigos de la Tierra Brasil, señaló: “Rechazamos un acuerdo sobre bosques que, más que buscar su preservación, los valora económicamente de acuerdo al carbono que almacenan y abre la puerta a más comercio de emisiones para favorecer a las naciones poderosas más contaminantes”.
En tanto, Grace García, de COECOCEIBA – Amigos de la Tierra Costa Rica, manifestó: “sólo a un grupo de lunáticos se le puede ocurrir invitar al Banco Mundial a recibir los fondos del clima, con el historial inmenso que tiene de financiamiento de los proyectos más sucios del mundo y de condicionamientos de muerte a nuestros pueblos”.
Finalmente, Domingo Lechón, de Otros Mundos – Amigos de la Tierra México, subrayó: “Los textos presentados en Cancún no responden bajo ninguna circunstancia a la urgencia planteada por la ciencia y provocarán un aumento de la temperatura mundial promedio de más de cinco grados. Actualmente, con un aumento que no llega a un grado, los impactos del cambio climático ya son gravísimos. Cada año mueren 300.000 personas a causa del cambio climático y de los desastres naturales y sociales que provoca”.
ATALC denuncia que este resultado de Cancún no es más que la repetición del antidemocrático y absolutamente insuficiente Entendimiento de Copenhague. “Tenemos un Cancunhaguen que repudiamos”, cerró Ricardo Navarro.
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