30.10.09

Ágora

JUAN CARLOS G. PARTIDA

Arcedianito

Ya lo anticipábamos aquí desde el miércoles pasado. Arcediano quedaría en el aire debido a sus enormes costos de construcción, ya cuantificados por fin por CE(A)sar Coll Carabias en la astronómica cantidad de 15 mil millones de pesos, tres veces más que los 5 mil millones que se esperaba gastar en la faraónica presa al fondo de la barranca de Huentitán y alimentada con el agua más sucia de América (Emilio El Hídrico, dixit).

Ayer CE(A)sar Coll Carabias ratificó la reunión que la semana pasada tuvieron con la Conagua de José Luis Luege T(r)amargo en la que se habló de las inconveniencias económicas en una época en que el dinero escasea en el país. Y también en la edición del miércoles de esta vituperada columna anticipamos que contra viento y marea, pasara lo que pasara, no se hablaría de la cancelación de la presa de Arcediano porque entonces luego vendrían los reclamos de cómo fue posible gastar cientos de millones de pesos en un proyecto que desde que se ventiló como el “bueno”, fue blanco de crítica de expertos y ambientalistas por estar lleno de inconsistencias, la primera dotar de agua potable a partir de aguas residuales a una población de 4 millones de habitantes y la segunda bombear desde el infierno hasta el cielo el líquido una vez “saneado”, sin contar por supuesto el deterioro ambiental de la barranca y la desaparición del último poblado rural del municipio de Guadalajara.

Por eso al menos 10 veces en su rueda de prensa, CE(A)sar Coll Carabias insistió en que la solución que se encuentre para dotar “momentáneamente” a Guadalajara de agua no cancelará a la presa de Arcediano, y que tal vez cuando por fin se cobre impuestos a los grandes millonarios del país se podrían tener los recursos necesarios para ahora sí iniciar la opulenta construcción.

Quien se anduvo menos por las ramas fue Luege T(r)amargo, quien ayer llamó presa de Arcediano a la represita con 10 veces menos capacidad que será la alternativa y se construirá en el río Verde, ya sin el bochorno del río Santiago como afluente, y que utilizará otras vías menos caras y mucho más naturales para llegar a Guadalajara sin necesidad de que se necesite gastar la energía eléctrica que implicaría el bombeo desde la barranca de Huentitán.

Es decir, y siguiendo a Luege, se llamará Arcediano aunque no se localice en Arcediano y usará agua mucho más limpia del río Verde porque quedó visto que sería inviable usar la del Santiago. La lógica entró a los funcionarios estatales y federales no por la evidencia, sino por el bolsillo, que es quizá el único camino por el que pueden razonar aunque les duela.

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