Mauricio Ferrer
“Si quiere tener cáncer, véngase al Salto, en 2-3 años ya lo tiene”, me aseguró Ana María Gutiérrez el pasado 31 de julio al término de un viaje a bordo de un camión de la ruta Guadalajara-El Salto, en Jalisco, México.
Ana María, una mujer de unos 50 años, se dedica a vender, de casa en casa, productos de nutrición en poblados como Chapala, Juanacatlán y el mismo Salto. Ese día, llevaba la mercancía en uno de esos carritos que se utilizan para ir al tianguis, y en un bolso de Stanhome. Cuando bajó del autobús, Ana María estaba ya encabronada por la conversación que sostuvo con otro pasajero durante casi 20 minutos de recorrido. La apatía del hombre ante la contaminación del Río Santiago -que divide y hermana a El Salto y Juanacatlán- había provocado en la mujer tal ira, que los niveles de su voz subieron y que la siesta de algunos viajeros se interrumpiera ante tal discusión.
-¡Es que no hay conciencia de la contaminación señor!, decía Ana María.
-Pero mire seño, las frutas con intoxicantes (sic) las come uno en todos lados…manifestaba el hombre con una resignación que se materializaba en el chasquido de sus labios.
-¡Sí! Pero si fuera nomás eso, no habría tantos casos de cáncer y diabetes aquí en El Salto…fue lo último que pronunció Ana María antes de tocar el timbre y bajarse del autobús.
Al pisar tierra me le acerqué y me advirtió que, si mi intención era enfermarme de cáncer, pues que me fuera a vivir en ese lugar del occidente de México que alberga –entre los dos municipios-, a poco más de 120 mil personas, según datos del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática.
“Diario hay de
Y tiene más qué decir: “El Salto es una bomba, es dinamita”, “los índices son altos, hay enfermedades degenerativas, diabetes y enfermedades raras en los niños hasta por ir a la escuela que está junto al río”.
El río es el Santiago. Nace en el lago de Chapala, a unos
De acuerdo al Inventario de Descargas en Jalisco de
La revolución industrial de El Salto inició en 1906. La fábrica que abriría las puertas del lugar a otras fue Nunatex, que aprovechaba la cascada para generar energía eléctrica. En 1935 llegó Nestlé. Para 1947, Celanese iniciaba operaciones. Y en 1965 llegaría Ciba-Geigy (ahora Ciba Especialidades Químicas).
“Para muchos pobladores de la zona esta última empresa es identificada con la pérdida de vida en el río y se cuenta cómo, después de establecerse la fábrica, corría el río de colores: rojo, morado, etcétera”, así lo documenta el estudio Mártires del Río Santiago, dado a conocer en abril de 2007 por el Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario (IMDEC).
Según los testimonios de los lugareños, recabados por el IMDEC, había variedad de peces: blanco, carpa, bagre; variedad de vegetales; maíz, frijol, trigo, sorbo, garbanzo, jitomates, cebollas, calabacitas, coles, lechugas, zanahorias; variedad de frutas: mangos, guayabas, duraznos, ciruelas, manzanas, peras, sandía, melón; variedad de actividades: ganadería, pesca, restaurantes a la orilla del río.
Ahora…ahora, todo se resume en las palabras de “El amarillo”, un habitante de El Salto: “antes no había dinero, pero había qué comer. Ahora hay dinero, pero no hay qué comer”.
Y es que, “una noche, hace poco más de 30 años, un olor horrible invadió al pueblo entero. Al día siguiente, el río llevaba una carga de muerte: miles de peces flotaban sin vida en sus aguas. Desde entonces, ese olor nos invade con mucha frecuencia. Hay noches, como es tan fuerte la pestilencia, que tenemos que levantarnos a tapar con toallas mojadas las hendiduras de las puertas y ventanas para que no penetre”, reza el prólogo de Estela Cervantes Navarro en la investigación del IMDEC.
Es el olor del ácido sulfhídrico, contaminante número uno del Santiago. Es el olor que penetra hasta el tuétano, desde que uno pasa la delgada línea fronteriza entre Tlaquepaque y El Salto. Es el olor que me ocasiona dolor de cabeza y un lagrimeo involuntario desde que llego al lugar. Es el olor que se impregna en mi ropa y en mi cuerpo cuando me retiro del sitio. Un olor que me azota, del encabronamiento total hasta la tristeza por la impotencia de no poder hacer más por la gente con la que he platicado por cerca de tres semanas y que me ha contado historias de terror, de depredación, de enfermedad, de desesperanza…de resignación.
Y los “Mártires del Río Blanco” no pueden hacer nada ante ese olor. “Mártires”, es la escuela de la que me habló Ana María. Está a orillas del Santiago. En la parte de la cascada, la que fue bautizada como “El Niágara mexicano” por el esplendor que emanaba. Ahora, despide una espuma que lleva consigo la muerte. Una espuma no natural, prefabricada con ácido sulfhídrico, y con su aroma a “huevo podrido” que produce náuseas.
En 2006, el médico de
El primer grupo de observación fueron estudiantes de la “Mártires” (grupo A). El segundo (grupo B), de otro plantel escolar, retirado del río. Los resultados fueron: en cuanto a la saturación de oxígeno, el grupo A presentó un porcentaje de hasta un 95% en comparación con el B. La tos fue mayor en el grupo A con un 45% a diferencia del B con un 23%. La secreción nasal alcanzó un 59% en el A contra un 21% del B.
En el aparato neurológico, el especialista determinó que el grupo A tiene una mayor irritabilidad con un 80% contra un 18% del B. El dolor de cabeza llegó a un 51% del grupo A mientras el B sólo un 21%.
En sintomatología general, la fatiga apareció en un 38% de los niños del grupo A; el B, presentó un 8%. En visitas a consultas médicas, 37% del grupo A contra un 13% del B.
El síntoma más frecuente en el grupo de los menores expuestos a la contaminación del Río Santiago, es la disminución transitoria del nivel de conciencia. Al menos en el 75% de los casos, según el estudio del galeno.
“La toxicidad del ácido sulfhídrico es similar a la del cianuro, bloquea la capacidad de carga del oxígeno de la sangre, inhibe el centro respiratorio en el cerebro y bloquea el metabolismo aerobio de las células. Los ojos, pulmones y el sistema nervioso (cerebro) son órgano blanco en seres humanos”.
Esto sólo por la exposición al ácido sulfhídrico. De los demás contaminantes se desconocen investigaciones. Lo que no se ignora son las historias.
La doctora Adriana Parra Cervantes recuerda: “hace unos años me llamó la atención que en una misma calle,
Los casos de anencefalia eran de “tres personas que no son familia y que en sus antecedentes no existía ese tipo de malformaciones”.
-“Estos casos ¿se deben a la alta contaminación aquí en El Salto?” Le pregunto.
-“Podría ser, pero no hay una investigación que lo avale”, aclara.
En 1999,
Fueron 14 mil niños con malformaciones congénitas a los que se observaron. Resultado: “el riesgo de anencefalia fue significativamente más elevado en niños cuyas madres vivieron cerca de sitios contaminados con COV (Compuestos Orgánicos Volátiles), plaguicidas, cianuro y H2S (ÁCIDO SULFHÍDRICO)”.
Eso fue en “el otro lado”. Pero acá, en la calle Jalisco, en El Salto, un drenaje pasa con absoluto silencio por debajo de las casas.
“Lo taparon nomás (el drenaje) y construyeron encima de él. O sea…que el primer piso de las casas…de ahí de
Al igual que el drenaje tapado, los lodos del río obstruyen toda posibilidad de vida.
En 2004, el Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI) en convenio con
En los lodos del Santiago, se concentran además metales pesados como plomo, cromo, cobalto y mercurio. “Arsénico y cromo son sustancias cancerígenas. Mercurio y plomo afectan el sistema nervioso”, según el IMDEC.
En 2005, dentro de
“Contaminación por nitratos en esos pozos”, fue la conclusión.
Más adelante se lee: “Existen antecedentes, donde niveles altos de nitratos en el agua potable pueden causar efectos tales como hipertensión, mortalidad infantil creciente, defectos de nacimiento en sistema nervioso central, diabetes, abortos espontáneos, infecciones en la zona respiratoria, cambios al sistema inmune así como CÁNCER”. Punto.
“Horóscopos de hoy. Cáncer: este día, joderás a unos cuantos de El Salto…”
Las cifras de cáncer en El Salto y Juanacatlán, “no son distintas a las del estado y la gente sólo tiene algunos problemas en las vías respiratorias”, dijo el secretario de Salud en Jalisco, el panista Alfonso Gutiérrez Carranza, así lo informó el día 17 de agosto el diario Público.
—“¿Ha comenzado
—“Eso le toca a los de Medio Ambiente. No me corresponde a mí. El canal les toca a los de agua...”
—“Pero, ¿la salud de las personas que viven cerca?”
—“Los habitantes están bien, porque [sólo] tienen algunos problemas de las vías respiratorias. Se les está atendiendo. Revisamos las estadísticas y no hay movimientos fuertes en las cuestiones del cáncer”.
El último Registro Estatal de Cáncer de
Según Público,
¿Quiere estadísticas el señor? Que se las pida a la asociación civil Comité Ciudadano de Defensa Ambiental de El Salto que en tan solo nueve meses de trabajo ha documentado alrededor de 120 casos de cáncer en la zona y le ha ahorrado la chamba a
“Fuimos a las colonias y empezamos a ver casos muy similares.Tenemos cerca de 120 casos registrados de cáncer”, asegura Raúl Muñoz, presidente de
“Hay 42 casos en la cabecera municipal de El Salto. El resto está en las delegaciones. La muestra más grande está desde El Castillo hasta San José del Quince, en todo lo que es la presa de El Ahogado, allí hay unos 75 casos”.
Raúl Muñoz comenta que ha conocido también dos casos de anencefalia de “madres muy jóvenes que no pasan ni los 25 años”.
Y narra: “cuando uno va preguntando, la gente, las asociaciones de vecinos, le dicen a uno que en tal casa hay otro caso (de cáncer) y así se van presentando los casos, en una cuadra hasta 4 ó 5 casos de cáncer existen”.
En menos de un año, cada fin de semana, unas 18 personas han hecho lo que
“Yo le insistí, hasta me peleé con él”, dice Graciela. Y ganó: Becerra Soto accedió. El ex funcionario destinó a la región sanitaria 11 tal labor.
A principios de agosto solicité información de dicho estudio en la oficina de comunicación social de
Mediante
Fuentes extraoficiales confirman que, con el cambio de gobierno y de administración, ese estudio “se paró”.
Sobre el “convenio” –así marca
El 17 de julio de 2006, de acuerdo con la nota del reportero Santiago Espinoza, del noticiero Hechos Jalisco, la ex presidenta municipal de El Salto, la panista Bertha Alica Moreno, mandó una petición a
“Personas sanas que están ahorita, en quince días les da un cáncer fulminante. En realidad no sabemos el porqué, pero sí es necesario por lo menos saber si de veras el causante es la contaminación del municipio…solicitamos a
El 16 de diciembre de 2006, la asociación Vida, de Juanacatlán, envió a la entonces delegada de
La funcionaria –ahora secretaria de Medio Ambiente en Jalisco-, respondió: “hemos procedido a turnar el caso a
Puras contradicciones. Un día antes, el 15 de diciembre de 2003, desde México,
Y nada, no pasa nada. El río…sigue corriendo.
El hartazgo de ser una cloaca de otros
La gente de El Salto y Juanacatlán está harta. Está harta del río, del olor a “huevo podrido”, del cáncer, de los zancudos mutantes que han sido los únicos sobrevivientes a esas aguas. La gente está harta de promesas de campaña, de que los ignoren, de que les manden autoridades de menor rango para platicar con ellos.
La gente está harta de que la gente de
Harto, harto está el Salto de que a sus niños les salgan en los paladares “una bolita tipo coliflor”, que los invadan “hongos en las manos, en los ojos, en las rodillas”.
Los habitantes de El Salto están hasta la madre de saber que usan sus tierras para hacer fraccionamientos y que eso representa más contaminación. Están hasta la madre del dolor de cabeza crónico como lo estoy yo cada que voy y regreso de esos rumbos.
Están hasta la chingada de su misma resignación y de la impunidad que gozan aquellos que les destruyeron su hábitat.
La gente de El Salto y Juanacatlán están hartos de esas historias propias de un Chernóbyl mexicano. Hartos de presenciar la muerte del vecino, del hermano, de la madre, del amigo.
Pero sobre todo, están hartos de la incertidumbre…de pensar ¿cuándo me va a dar a mí cáncer?