A propósito del Imeplan
• El Imeplan no debe ser un instituto a modo ni al servicio de la burocracia local Eduardo González Velázquez.- Luego de más de tres años desde su concepción, y de contar con el sustento jurídico necesario, el pasado miércoles los ocho alcaldes de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) eligieron al arquitecto Alberto Orozco Ochoa como el primer director del Instituto Metropolitano de Planeación (Imeplan).En el evento, el nuevo funcionario habló acerca de cuatro problemáticas evidentes en la ZMG: el problema de la basura, el abasto de agua potable, la movilidad y el medio ambiente, todos ellos, según se dijo, serán los ejes de su futura labor.
Cabe mencionar que el resto de los candidatos a dirigir el Imeplan no recibieron voto alguno. Ellos fueron: Jesús Pliego Martínez, Ana Lucía González Ibarra, José Carlos González Ibarra, Roberto Arias de la Mora y Mario Silva Rodríguez.
Al final la elección se dio, pese a que organismos civiles agrupados en la Asamblea por la Gobernanza solicitaron un par de días para estudiar otros perfiles.
El organismo contará con un presupuesto de 12 millones de pesos, pero no generará ninguna plaza, para ello las administraciones municipales “facultarán a sus respectivos especialistas para que el Imeplan camine solito”.
En tres semanas sesionará la Junta de Coordinación Metropolitana para definir los primeros problemas a resolver. Hasta aquí la parafernalia social. Los actos protocolarios y el banderazo de salida. Sin embargo, es necesarios reflexionar sobre los asuntos varios que cruzarán transversalmente al Instituto y que necesariamente influirán de manera positiva o negativa en su funcionamiento.
1.- No cabe duda que un instituto como el Imeplan había sido un proyecto largamente buscado por diversas administraciones municipales, pero hartos intereses gubernamentales jugaban en contra de su creación. Al fin hoy en la ZMG se ha concretado. Sin embargo, la tarea apenas comienza, y si en su origen estuvo marcado por el enfrentamiento de múltiples intereses políticos, nada nos garantiza que esas disputas no se continúen a lo largo de su operación.
2.- Se ha dicho con insistencia que la finalidad del Imeplan es que opere y trabaje de acuerdo con los planes municipales y el Plan de Desarrollo Nacional. Nada más, pero nada menos. Difícilmente no podríamos estar de acuerdo en la sentencia, no obstante, para ello será necesario que el nuevo organismo tenga la fuerza y la independencia política necesarias para enfrentar la “codicia” de los desarrolladores urbanos y las autoridades municipales. Que no sea pues, un instituto a modo ni al servicio de la burocracia local.
3.- El punto anterior cobra sentido si escuchamos el secreto a voces que indica que Alberto Orozco Ochoa está muy cercano al alcalde de Tlaquepaque, Alfredo Barba Mariscal, motivo por el cual llega a cumplir su responsabilidad sin la legitimidad política necesaria. ¿Tendrá Orozco Ochoa realmente el poder para enfrentar las irregularidades presentes en la ex villa alfarera?
4.- Para nadie es un secreto que uno de los negocios más jugosos para los municipios y sus funcionarios es la autorización para el cambio de uso de suelo y el otorgamiento de licencias de construcción. Ahí es donde se encuentra una de las razones de fondo del caótico crecimiento de la ZMG en los últimos 40 años. Muchas han sido las carteras de funcionarios rellenas con amplias gratificaciones por otorgar la codiciada firma que avale los negocios millonarios de constructores sin escrúpulos. Es en ese tema donde el Imeplan deberá trabajar con ahínco para ordenar el anacrónico crecimiento de la mancha urbana y frenar los negocios realizados al amparo del poder.
5.- No sólo el Imeplan deberá decir y hacer en referencia al crecimiento urbano, se impone que su voz sea escuchada con fuerza, como ellos mismo lo dijeron, en asuntos referentes a movilidad, acceso al agua y recolección de basura. Esas son tres áreas que por sí mismas darían calidad de vida a los habitantes de la ZMG si se realizaran atendiendo los estándares mínimos de las ciudades altamente desarrolladas.
6.- A partir de esta semana se cuenta con 60 días para conformar el Consejo Ciudadano que deberá estar integrado por 16 personas, dos por cada uno de los ocho ayuntamientos metropolitano. ¿Habrá reparto de cuotas de poder por municipio? ¿O en esta ocasión si escucharán a los ciudadanos de a pie?
Así las cosas, esperemos que el Imeplan cumpla con las expectativas ciudadanas y abone para el mejoramiento de la vida en esta gran ciudad. Ojalá sea así, y no termine siendo una oficina repartidora de “recomendaciones” a los gobiernos municipales para que éstos las tomen como llamadas a misa.
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