Agua “potable” de la ZMG tiene residuos de medicamentos, según estudio de UdeG
• Son excretados en la orina de las personas; un muestreo aleatorio encontró restos de 12 diferentes antibióticos Aníbal Vivar Galván.- El agua de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) que sale en las llaves o grifos de las casas tiene residuos de medicamentos que no fueron metabolizados por el organismo y que, luego de ser excretados en la orina, tampoco son eliminados en las plantas de tratamiento, aseguró Aarón Peregrina Lucano, académico de la Universidad de Guadalajara (UdeG) quien, mediante un muestreo aleatorio, encontró residuos de 12 diferentes antibióticos en el líquido con el que la gente se baña, lava los trastes o realiza su higiene bucal.El estudio, que se realizó hace poco más de un año, contó con la ayuda de los alumnos de Peregrina Lucano, quienes llevaron muestras del agua que llega, mediante la red hidráulica, a sus casas. En total se procesaron 25 muestras que fueron tomadas de la zona de la Capilla de Jesús, del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías, de la zona del auditorio Benito Juárez, de la Central Camionera, de la Colonia Independencia –muy cerca del Centro Médico Nacional de Occidente–, entre otras más.
Todas fueron analizadas con un espectrómetro de masas con la intención de verificar si existían restos de 14 medicamentos, de los que sólo dos no se encontraron, sin que se tuviera la certeza de si estarían presentes o no, dijo el especialista cuya rama de investigación es la farmacocinética, o sea, el modo en el que las medicinas son metabolizadas y actúan en quienes las consumen.
“El espectrómetro lo conseguimos por medio de un proyecto y se me ocurrió, voy a decirlo así, asomarme para ver si el agua tenía estos residuos –la verdad esperando que no los tuviera–, pero la sorpresa es que sí. Los que encontramos fueron sólo los que buscamos; si buscamos más, seguro que encontramos más tipos de medicamentos”, dijo.
Ciprofloxacino –que fue el que más se localizó con una concentración de un miligramo por litro de agua–, ceflexina, trimepropim con sulfametoxazol y amoxicilina, así como los androgénicos que se utilizan para el tratamiento del cáncer de mama, entre otros más, fueron algunos de los medicamentos que se encontraron en el agua, dijo el investigador, quien precisó que la penicilina no fue detectada, al parecer, porque esta sustancia sí es absorbida en su totalidad por el cuerpo o porque en algún momento del ciclo hidrológico la molécula de ésta se rompe, sin embargo, para tener la certeza de esto se requiere un estudio más detallado.
El especialista indicó que de momento no se conocen las consecuencias exactas que podría tener la presencia de los medicamentos en el agua, pero indicó que la exposición constante a dichas sustancias puede generar una hipersensibilidad, que puede derivar en una alergia, o en una mayor resistencia de las bacterias, dificultando el tratamiento de cualquier enfermedad en los humanos.
Aunque este primer análisis no aporta información precisa sobre la totalidad de los restos de medicamentos que existen, pues sólo fue un estudio de aproximación, los resultados revelan que las autoridades no toman en cuenta la existencia de los residuos de los medicamentos al momento en que se tratan las aguas residuales debido a que, precisó Peregrina Lucano, esto no se contempla en las normas para la potabilización y tratamiento del líquido.
“Esto puede estar enfocado al proyecto de la planta de tratamiento de Agua Prieta, al que creo que habría que echarle un ojo y no porque esté mal, sino porque tal vez no se ha contemplado el tratamiento químico para este tipo de sustancias y otras más que seguramente deben estar presentes, sólo es cosa de que nos pongamos a buscarlas”, dijo y recalcó que en muchos sentidos las autoridades cumplen con lo que hasta ahora marcan las normas sobre el tratamiento del agua.
También recomendó que, además de las mejoras en estos procesos de potabilización, algunos puntos que tienen alta concentración de gente, como los hospitales y las universidades, deben tener una planta de tratamiento que contribuya a disminuir los restos de medicamentos –y de algunas otras sustancias– en el agua para que, de esta forma, se garantice una mejor calidad del líquido
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