Funcionarios ineptos
Sin duda alguna, urge una institución social que lo haga y con todo el peso de la ley esté muy atenta a la contratación y desempeño de los funcionarios durante el cumplimiento de sus actividades, especialmente en lo que se refiere a sus sueldos, bonos y productividad laboral.
Si el Gobierno vigila el desempeño de la sociedad, que la sociedad vigile el desempeño del Gobierno.
Y esto debe de estar escrito en la ley, y por tanto tenemos que cambiar las leyes para que no tengan ninguna autoridad ineptos, corruptos, aviadores y parásitos.
Por supuesto es injusto que los funcionarios tengan unos elevados sueldos mientras la población en general cuenta con otros niveles de ingresos. Es impostergable que se limiten y se ajusten a los promedios salariales de la población. Desde luego no acordes a los salarios que también se dan el lujo de tener en las empresas transnacionales.
Ya estamos cansados de ver cómo los gobernantes se llenan los bolsillos con el poder, a costa de las arcas del pueblo. Ya estamos hartos de que lleguen a un cargo público ignorantes y aprendices. Queremos a las mejores personas, a los estudiosos, a los expertos, a los que ya tienen más experiencia. No a los vividores del sistema, ni a los politiquillos de banqueta con buenas relaciones y palabras demagógicas.
Basta de sostener a la gente corrupta y a los que utilizan el cargo para sus propios beneficios. Por eso nos hemos de organizar, la sociedad civil, para poner un alto a esta inoperante manera de gobernar.
No queremos que cualquier amigo, conocido, recomendado, compromiso o por cuota sindical, llegue a ocupar un cargo para el que no está capacitado, ni mucho menos que entre ganando sueldos elevados, sin justificarlo.
Y claro está que los mismos funcionarios no quieren tener ninguna atadura, ni alguna ley que les limite su capacidad de servirse con la cuchara grande.
Los diputados están también en la lista y ellos tampoco querrán que se les reduzca o limite su sueldo y prestaciones. Pero el pueblo sí quiere y es indispensable pagarles sólo lo justo, estrictamente las sesiones a las que asisten y con cantidades mucho más moderadas de las que se auto asignan.
Ya no queremos que se crea que estar en el Gobierno es un privilegio económico, ni una oportunidad para crear un patrimonio. Es una oportunidad para servir al pueblo, no para servirse de él.
GUILLERMO DELLAMARY / Filósofo y psicólogo.
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