Ágora
Las promesas del gobierno
El enmarañado tema de la presa El Zapotillo podría convertirse en otro Waterloo para los gobiernos panistas que impulsan los proyectos hidráulicos faraónicos (y con jiribilla) como una solución a la crisis del agua. Desde la semana pasada el multimillonario propósito está zarandeado de un lado a otro, primero hasta por el mismo gobierno que a través de la Secretaría de la Función Pública encontró irregularidades en el proceso de licitación que favoreció a la muy pobrecita familia de los Hank, después por raUldeG que a través de sus especialistas detalló las evidencias que desde siempre lo han hecho inviable –para Jalisco que no para Guanajuato- y este martes por el Tribunal Administrativo del Estado, que otorgó una suspensión que no es para la tos pero sí para que Casa JalisCROC se abstenga de continuar impulsando una consulta ciudadana y la construcción de un núcleo poblacional alterno para el éxodo antes de la inundación.
Construir una serie de represas en el río Verde, derivadoras de agua a las poblaciones alteñas y finalmente, a través de La Zurda-Calderón, de la presa de El Salto, a Guadalajara, parece ser la solución más lógica. Y la más antigua, porque data de los 50 y ahí ha estado, a expensas de esos vaivenes políticos en los que siempre lo que prevalece es el interés particular de los que usufructúan el poder por encima de quienes los pusieron en sus cómodas sillas para que velen por los intereses públicos.
Reservado como asunto de seguridad estatal del que no se dan a conocer detalles, el proceso de convencimiento de los habitantes en resistencia parece que tendrá que llegar hasta consecuencias que podrían centrarse en dos escenarios: 1) Amparado por el subjetivo término del “interés colectivo”, el gobierno expropiará los predios y obligará en algunos casos por la fuerza, al desalojo, para llevar a término su propósito. 2) Vapuleado por todos los frentes y la oposición de las comunidades, por el excesivo entreguismo a Guanajuato de un recurso tan importante, por los recursos legales y hasta por errores administrativos como el de la licitación, la obra se detiene y queda con todos sus millonarios gastos cual Arcediano, echada al basurero de los proyectos inservibles.
Ya en otra entrega hablaba de que en pos de su proyecto de construir grandes presas en el país, los gobiernos federal y estatales han mostrado que sus promesas se las lleva el agua que represan, porque incumplen lo que juran que harán por los habitantes a los que perjudican en aras de ese “bien colectivo”, una colectividad que supongo se refiere a los propios gobernantes y las grandes empresas constructoras de sus amigos que les financiaron las campañas.
Daba el ejemplo entonces de la presa Picachos, en el municipio de Mazatlán, Sinaloa, bello puerto en el que desde hace casi dos años han sido constantes las manifestaciones de vecinos de seis comunidades que fueron afectadas por el gigantesco embalse y a quienes las promesas de mejores caminos, nuevas casas y apoyo para iniciar agro negocios, se las firmaron en la arena dorada de mis playas favoritas en el mundo.
En Jalisco la iguana masca del mismo lado. La Yesca, otro monstruo de concreto en el municipio de Hostotipaquillo, muestra que mejor le creemos al Atlas que este año será campeón que a los compromisos que hace nuestro sacrosanto y católico gobierno blanquiazul.
Aunque la CFE(liPillo) diga que no hay broncas y si le está cumpliendo a los campesinos afectados, también con caminos, pago de indemnizaciones, la realidad es que nomás les dan largas al grado que diputados federales jaliscienses han tenido que interceder y mediar con la paraestatal para que cumpla, sin mayor éxito por cierto hasta ahora, lo que podría lograr que por fin en un par de semanas se haga un punto de acuerdo en el Congreso de la Unión para exhortar al ¿presidente? de la república a que atienda el problema, so pena de que inicien también las movilizaciones.
Así que detenido el proyecto del núcleo habitacional para los posibles exiliados de Temacapulín, ahora ni siquiera habrá la oportunidad de que Emilio El Hídrico vaya y les diga que no es promesa sino oferta real la que les hace de que vivirán mejor en la cima de la loma que debajo del agua. Y eso le contraría aún más el propósito de llevar a cabo El Zapotillo.
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