Pobreza laboral en México
• México es la nación con mayor pobreza laboral entre los países miembros de la OCDEEduardo González Velázquez.- Esta semana la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó el informe titulado Todos a bordo: haciendo posible el crecimiento incluyente. El documento da cuenta de la profunda precariedad y pobreza laboral existente en nuestro país. Los datos significan una pesada losa para quienes cuentan con empleo en México y piensan mejorar su futuro con base en su trabajo. Lo lamentable del reporte es que los niveles de pobreza expuestos no tienen que ver con personas desempleadas, sino con los “afortunados” que sí cuentan con empleo, aunque por lo visto el trabajo en muchas ocasiones es de baja calidad. Esta realidad coloca a México como la nación con mayor pobreza laboral entre los países miembros de la OCDE, superado por Chile y Turquía que se encuentran en los dos niveles siguientes.Veamos la numeralia de la precariedad laboral: en nuestro país el promedio de riesgo de pobreza ha aumentado de 19 a 21 por ciento de la población, mientras la incidencia entre los miembros de la OCDE va de nueve a 11 por ciento. 18.5 por ciento de la fuerza laboral en México no cuenta con el ingreso suficiente para cubrir sus necesidades básicas; entre 40 y 60 por ciento trabaja sin seguridad social, sin acceso a servicios financieros, ni a capacitación laboral. Además en nuestro territorio millones de trabajadores acceden a empleos denominados 3D (dirty, dangerous and demeaning: sucios, peligrosos y degradantes) (La Jornada, 6 de mayo de 2014).
A este difícil escenario debemos sumarle los datos publicados por el Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM en relación al salario mínimo que se paga en México y el paupérrimo poder adquisitivo que tiene nuestra moneda. Con los poco menos de setenta pesos por ocho horas de jornada, en nuestro país no alcanza casi para nada. Según el CAM el salario mínimo en los últimos 27 años ha sufrido una pérdida de su poder adquisitivo cercana a 78 por ciento; el tiempo de trabajo que una persona requiere para adquirir la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR) es de 22 horas, pues el costo es de 184.96 pesos. Por ejemplo, para comprar un litro de leche se necesita laborar 1.3 horas, para comprar un kilo de carne de res la “inversión” es de once horas. Los trabajadores que no logran comprar los alimentos que integran la CAR son al menos 10 millones 350 mil (La Jornada, 8 de mayo de 2014).
Para cerrar este círculo vicioso y peligroso debemos mencionar que continúan creciendo la subcontratación de la mano de obra a través del outsourcing que no ofrece todas las prestaciones a los trabajadores; el empleo de bajo perfil donde se termina por desperdiciar la preparación académica de miles de egresados de las universidades; la estacionalidad de la mano de obra cuyo costo terminan por absorber todos aquellos trabajadores que laboran por cuenta propia; y la economía informal donde subsisten al menos 26 millones de mexicanos de la Población Económicamente Activa (PEA). Todo un caldo de cultivo para la violencia, la inseguridad, el desgajamiento del tejido social, la escasa movilidad social ascendente y la desestabilidad económica.
Sin más, el empleo en un país como México ha dejado de ser una condición suficiente para mejorar la calidad de vida. En muchos casos ni siquiera ofrece posibilidad de crecimiento económico, menos aún desarrollo humano. Mientras casi una quinta parte de los trabajadores en nuestro país no obtenga lo suficiente para vivir, la pauperización de la clase trabajadora continuará. Ahora pensemos por un momento en la vida de los 2.5 millones de mexicanos desempleados. La oscuridad en el futuro es total. Más allá de los discursos triunfalistas salidos desde el “gobierno” peñista, urge establecer una política económica, fiscal y financiera para impulsar el empleo de buena calidad, de lo contrario, con todo y las “reformas estructurales” el país no avanzará y las proyecciones de crecimiento económico para este año seguirán achicándose
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