Crónica del ‘Quinto Festival por un Ambiente Sano’ en El Salto, Jalisco
Por Lizette Santana (Asociación Un Salto de Vida)
Corrupción,
abusos, injusticias y devastación ambiental han afectado la salud y
vida de los pobladores de El Salto, sin embargo no han perdido la
esperanza por transformar y reapropiarse de su territorio…para ello,
todo medio de expresión cultural sirve como herramienta para
comunicarnos e integrarnos para buscar alternativas reales a la
contaminación del suelo, agua y aire.
El
pasado 23 de noviembre se llevó a cabo el Quinto Festival Cultural por
un Ambiente Sano, en la plaza principal de El Salto, Jalisco; municipio
conurbano de la Zona Metropolitana de Guadalajara, donde coexisten 4
corredores industriales que desde su instalación han devastado
paulatinamente el ambiente natural y las actividades tradicionales de la
población.
Desde
hace 5 años, los jóvenes y niños de este pueblo emprendieron la
iniciativa de armar talleres de reciclaje, de artes plásticas con
basura, dinámicas lúdicas para soñar una realidad diferente a partir de
la espontaneidad y la imaginación colectiva.
Así,
surgió la iniciativa de convocar a músicos, teatreros, malabareros,
bailarinas, performanceros, artesanos, skates, bikers y todo tipo de
artistas solidarios comprometidos con una lucha por una vida digna y
sana, para hacer frente y levantar la voz.
El
discurso oficial difunde la farsa que implica el tratamiento de las
aguas del río Santiago, omite que está coludido con las múltiples
empresas contaminantes e invisibiliza el funcionamiento deficiente de la
Planta de Tratamiento de Aguas Residuales del Ahogado, al tratar
únicamente el material biológico y dejar otros compuestos tóxicos y
metales pesados sobre el cauce.
Por
la mañana, se llevaron a cabo los talleres de reciclado con los niños,
para los cuales se recuperaron latas de aluminio, botes de pet,
tetrapack, cartón, revistas y todo tipo de papel para reutilizar y armar
carteras, flores de lata, accesorios de vestido y cuadernos.
El
taller de medicina alternativa se preparó meses atrás, se cultivaron
plantas medicinales y se trasplantaron luego de un mes de crecimiento en
pequeñas macetas, con la finalidad de recobrar los conocimientos
ancestrales sobre las propiedades de las plantas.
Además
el taller brindó la información sobre los remedios que podemos utilizar
en casa para prevenir, curar y mitigar algunos padecimientos frecuentes
en la comunidad. De este modo, logramos llamar la atención de madres y
niños que llevaron consigo la responsabilidad de cuidar la vida de las
plantas para utilizarlas, fomentar el saber y la esperanza.
Al
medio día, se instaló una muestra fotográfica sobre la situación de
devastación en El río Santiago con una explicación guiada. Se invitaba a
los jóvenes a expresar en el tendedero de los sueños, otras gramáticas
de la dignidad humana; imaginar un territorio sano resulta vital para la
vida futura la comunidad, por que entre los relatos, de lo que fue, de
lo que es y de lo que en un futuro será, se fortalece la memoria del
presente, brinda sosiego y arraigo.
En
otra de las carpas instaladas a un costado del kiosco se exhibió una
muestra del talento plástico realizado en la Casa de la Cultura del
municipio, las láminas de los jóvenes expositores dibujaron los
sentimientos y emociones de una generación viva, capaz de tapizar con
sonrisas de aliento la manipulación ideológica que promueve el
consumismo.
Bajo
este escenario, comenzó el calentamiento del cuerpo para la danza y el
performance, con una serie de ejercicios de sensibilización, contacto y
expresión corporal, el equipo logístico subió el volumen del sonido y
junto con las y los talleristas solidarios emprendieron el ritual de
conjuro al mundo de la creación: la intención es rescatar la
convivencia, quitar la individualización de la sociedad, tratar de hacer
cosas juntos, y si se logra hacer eso, el quehacer de saneamiento y
reconstrucción del entorno será más fácil.
Al
caer la tarde, los tambores ancestrales, la guitarra y las danzas a la
fertilidad de la tierra deleitaron los ojos y movieron la energía de los
espectadores. El movimiento de caderas y la fuerza del arraigo fueron
personificados con el atuendo del hula hawaiano por los jóvenes
danzantes, quienes invitaron al público a bailar juntos por un ambiente
sano.
Con
la misma alegría, las bailarinas de árabe y el performance de danza
contemporánea con niñas y niños saltenses abrieron paso a los raperos,
grupos de rock, jazz y electro-indie, para comenzar una gran fiesta que
encaja bien en la demanda de opciones para abrir la mente y tener la
oportunidad de convivir, de concientizar, pero sobre todo, para enviar
un mensaje de gozo para quienes día a día resisten sumidos en la
cotidianidad de los daños.
Como
cada año, el Festival Cultural por un Ambiente Sano integra
herramientas lúdicas indispensables para romper los procesos de
dominación y el modo de vida industrializado, presenta importantes
muestras de creatividad para ir construyendo, de-construyendo y
reconstruyendo otra realidad donde la gente tenga una vida digna y
saludable.
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