Guadalajara
La contaminación del arroyo Milipillas y otros cuatro riachuelos que atraviesan la ladera norte del cerro de Picachos y cruzan los poblados de Huaxtla, Milpillas, San Lorenzo e Ixcatán en el municipio de Zapopan es evidente. Los habitantes de las poblaciones han demandado desde hace una década que dichas afectaciones se originan por la descarga de lixiviados en los vertederos de Picachos y Hasars.
Tras la petición de los habitantes de estas poblaciones, académicos de la Universidad de Guadalajara y del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas) realizan un estudio en el que trazan mapas para identificar la magnitud de la contaminación así como estudios que documenten el impacto social y de salud que están provocando dichos basureros.
“Si se está haciendo (la descarga) por la parte posterior del sitio de disposición final, es porque se quiere ocultar o que no esté tan a la vista. Antes, la descarga era por el frente, la parte que comparten con Picachos, ahora lo hacen por la parte posterior y están afectando cauces que son subsidiarios del arroyo grande de Milpillas y cuyas descargas son a todas luces irregulares”, afirmó Gerardo Bernache, académico del CIESAS Occidente y especialista en el tema desde hace más de una década. De acuerdo al estudio, los lixiviados se originan por la descomposición de productos orgánicos, plásticos y dispositivos electrónicos. Estos se componen de cianuro, arsénico, plomo, cadmio, cromo y demás sustancias que se filtran al subsuelo y con las lluvias llegan hasta los cuerpos de agua cercanos “Nuestra hipótesis es que son los lixiviados que por infiltración van bajando y llegan al Milpillas que es tributario del río Santiago. La Comisión Estatal del Agua tiene identificada la presencia del cadmio, que es uno de los principales metales que producen el cáncer (…) y con eso ya hay prueba suficiente para actuar”, dice.
La problemática aumenta en tiempos de lluvias porque los contenedores de lixiviados se desbordan. Además que ni los aspersores para acelerar la desintegración de la basura en Hasars, ni la planta de tratamiento instalada en 2012 en Picachos son útiles para evitar que millones de litros de lixiviados lleguen al arroyo Milpillas y otros cuatro riachuelos, cuyos cauces se unen al río Santiago, unos kilómetros abajo de la barranca.
“Hemos hecho visitas y nos han comentado que la planta trabaja nada más ocho horas; hay casos en los que venimos y la planta está parada por alguna falla, que la tienen en reparación o a veces no tienen insumos para hacer el proceso de operación”, explicó Alejandro Mercado, habitante de Huaxtla.
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